Estimado Dr. Chiro:
Le escribo, doblemente
angustiada, dado el pedido efectuado por mis dos cachetes con los que vengo jugándome un doblete de la gran flauta.
Resulta, mi querido doctor, que yo soy una “chica” (aunque no tan chica porque
ya tengo 23), muy, pero muy cool y muy nice, además de ser aplicadísima en
todos los campos. Dispongo a mi antojo de un par de fieles proveedores comiendo
de mi… mano, donde y cuando quiero desde
hace dos años cuando ingresé a la
Facultad de Medicina. Ellos son mis dispensadores super archi automáticos; pues
me basta hacer un pequeño movimiento y todas mis necesidades y mis ´pequeños´
caprichos sin dudas ni murmuraciones, so pena de quedarse en ayunas por dos
días, dos semanas o dos meses si no son
atendidos al toque.
Obviamente, por mi
parte, tengo que retribuir con la magia
de mi arte insuperable; de tal manera
que queden enteramente como trapos después de participar religiosamente (aunque esto sea un
simple cliché) porque nuestros
encuentros son a muerte y endiabladamente malditos.
Todo está
excelentemente organizado: mientras uno de ellos me paga mis pensiones en la U
y sus derivados: dobles separatas de lujo, textos originales, y mi docena de
los queridos Cross con punta de oro; el otro, se ocupaba de proveer mi
departamento; mi ropero completito, desde la lencería “ “ incluyendo mi pequeño
Swatch deportivo, solar y sumergible hasta los 100 m. Para no confundirme a uno
lo llamo Calvin Klein (también porque tiene poco pelo) y al otro, Paco Rabán
porque le gusta más ese lado mío. A uno lo atiendo los días pares y al Paco,
los impares. Está prohibido que me llamen siquiera a mi cel en otro día que no
sea el que le corresponde. Como le dije, todo iba de maravillas hasta que no me explico porque casi a la vez,
estos dos hijos de la guayaba me han hecho pedidos totalmente opuestos. Mientras
que el primero me pide que mi escuelita esté limpia de polvo y paja –escuelita
porque yo soy la que les imparto teoría y práctica-; el segundo la prefiere
peludita y con raya al centro. Primera vez que me hallo metida hasta el poto en
esta doble disyuntiva que me ha dejado boquiabierta por primera vez. ¿Qué me
aconseja?
Su amiga: Renee,
Doble Cachete
Estimada Cachetona: ojo que lo de cachetona no
es por los mofletes de la cara; por el contario, me imagino que debes ser un
señor lote A1. En realidad que te estás jugando el depa, los frejoles y el
ropero (casi nada). Te podría recomendar que te afeites conforme lo está
pidiendo uno de tus fieles proveedores y dejar esa zona tan tersa y suave como
teta de monja debutante, pero, y el otro? Colocarte una pequeña peluca fijada
con un cuarto de litro de terokal, pero tomando la precaución de no rociar demasiado
en la zona de la ingle y sus alrededores, que después no vas a poder abrir las
piernas por el resto de tu vida y, para miccionar vas a tener que hacerlo en
dirección opuesta; tampoco vayas a utilizar tus encantos con el peluquín
haciendo la 69 o la 96 porque después del cambio obligatorio tu media naranja
puede acabar con unos mostachos a todo dar o bien con un insustituible candado
Yale que se lo tendrían que quitar a punta de cincel y comba.
Como último recurso, puedes seguir jugando por
partida doble; es decir, convencerlos que en verano podrías acceder al pelado
total por cuestiones de salubridad y el exceso de calor en esa zona y en el
otro semestre, por cuestiones de las bajas temperaturas te dejarías crecer una
frondosa cabellera donde tenga que bucear por horas para encontrar el camino la
gran Gruta de Venus.
Si a pesar de todo no hallas conformidad por ambas partes, proponles otra alternativa:
al pelado que se ponga obligatoriamente un bisoñé sumamente ondulado y
esponjado porque así lograrían más placer que el de costumbre; mientras que al
otro proveedor le pides que se rape hasta las pestañas ya que así conseguiría
orgasmos múltiples tanto para él como para su pareja.
Finalmente, si no atracan, indicarles que, por
decisión unánime (la tuya) dispones de dos muñecas francesas capaces de brindar
las condiciones solicitadas por cada uno de los aportantes: una peladita como
la palma de tu mano y la otra, totalmente cubierta de una frondosa pelambre.
Total: un guante de cada tipo no te va a significar mayor gasto y ni van a
notar la diferencia. Que te vaya OK. Y sigue disfrutando de la dicha por
partida doble, que los tarados ahora se presentan por pares. Chauuuuuuuuuu.
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