domingo, 11 de octubre de 2015

POR UN PELO

                                                                        

Estimadísimo Dr. Chiro T. Fast:  Ay, doctorcito, que estoy sumamente preocupada, lo estoy; tanto así que me veo en la imperiosa necesidad de recurrir a su prestigiado y prestigioso consultorio, el cual es muy ponderado por mis amigas de promoción, con quienes me reúno todos los martes “femeniles” en el Spa de nuestra/o amigo Marco Antonio.

La razón esencial de mi desazón radica en la aparición de un indeseable en mi delicado, rosadito e inmaculado pechito: acabo de descubrir esta nefasta venganza del destino. Sí, efectivamente, creo que es un defecto esta inexplicable situación que me está carcomiendo el alma. Resulta, pues, doctorcito, que hace exactamente 29 días brotó, justo en el medio de mis cuidadas e inmaculadas chichis una manchita rosada, la que poco a poco se fue tomando forma de un granito cualquiera, tan natural y compresible como el surgimiento de un cabello en la cabeza; Ay, pero esto es inadmisible… me quiero morirrrr, ay¡ pero cuán grande fue mi sorpresa cuando se convirtió en un inocultable granote de tamaño exportación, oye; para luego explotar en un repugnante volcán y con la posibilidad impostergable de convertirse en la tercera chichi. Me duele mi pechito, pero el dolor era más grandote en mi alma porque nunca, nunca me había salido alguno de tales proporciones, ni siquiera en mi cu…tis.

Si la cosa hubiera quedado ahí, en una simple y vulgar espinilla, todo habría sido lo normal y comprensible, mas esta glándula sebácea terminó con mi tranquilidad cuando dicha erupción marcó el nacimiento de  un desafiante pelo, el  que solo lo he visto en pechos masculinos, ¿Será que me voy a pasar al otro equipo? Todos los días me levanto y lo primero que hago es mirarme mi cosita y ver si no se ha transformado en un adefesioso adminículo varonil. Yo soy hembra por los cuatro costados, pero constantemente me toco el pecho y la herida me duele más y más. ¿Doctorcito, tengo cura? O de una vez llamo un cura? Respóndame que estoy a un paso de suicidarme como todo un macho¡
                                                                                                         María José, El Cardo
       
Querida José Ma. Perdón, quise decir María José, tal vez no lo vayas a creer, pero la aparición de vellos en el pecho no es únicamente parte de los caracteres que singularizan al género masculino; ya ves, por ejemplo, los orientales, especialmente la raza amarilla, la cobriza y mayormente la negra (no la Mercedes Sosa, que Dios la tenga en su Coro Celestial), ni la Negra Rosa, tu vecina que es una real y auténtica bitch, carecen de pilosidad pectoral y sin embargo dejan de ser machos; o por el contrario, la caucásica y alguna que otra etnia masculina eurocentral tienen y mantienen un pellejo de chimpancé que les cubre ambos pectorales como un vago recuerdo de nuestros antepasados simiescos con los cuales podían tapar hasta cuatro monas a la vez y dos más de repuesto, por si se producía otra era del hielo.

La aparición de alguna pilosidad en la zona pectoral, si bien es característica preferente del género masculino, no significa de manera alguna que sea exclusiva y excluyente. Son muy contados los casos en que aparecen en el otro bando, es decir, en las hijas de Eva, quienes como tú, carecen del manto capilar propio de otras latitudes: cara, axilas e ingle, etc.etc. Tan solo es una mala pasada que te ha jugado las hormonas y la melanina. No hay ninguna peligro de modificar tus caracteres, tus gustos o preferencias sexuales; salvo que a estas alturas del encuentro tengas desarrollada toda una pelambre pectoral, te estés afeitando todos los días el bigote y la barba y hayas empezado a tener principios de tortícolis por voltear la cabeza cada que se te cruce en el camino un buen derrier,  en cuyo caso será necesario que acudas a un psicoanalista, a un nutricionista y a un endocrinólogo. Con el nutricionista, para que te mida el aceite , el aceite del colesterol malo, porque a estas alturas debes estar con las presión en 150;  pídele recomiende una nueva dieta y puedas cambiar de mariscos: deja las tolinas y busca los locos.

Con un buen endocrinólogo y te pueda bajar con moderación la cantidad de testosterona y dejes de estar jugando a las pulsadas con todos los machos del barrio. Por último, con un psicoanalista para que busque en el fondo de tu subconsciente el ello que te corresponde, porque pareciera que es ella quien quiere darse unas vacaciones por el consciente a través de estas jugarretas que se producen una de cada ciento cincuenta mil. Rompe el chanchito y buena suerte!                                                                                                                                                

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