viernes, 11 de septiembre de 2015

DAVID Y JULIET


Estimado Dr. Chiro T. Fast:

Le escribo la presente después de haberlo meditado mucho porque lo mío es realmente un problema de proporcionalidad u oposición; es decir, me estoy refiriendo a cuestiones netamente físicas, mejor dicho, corporales; mis medidas anatómicas han venido con yapa. Tanto así que considero Diosito me ha dado unas ventajas que en determinados momentos resultan desventajas. Verá usted: resulta que mi novia es una periquita que a las justas llega 44 kg. Empinada en sus zapatos taco aguja, apenas llega a 1.55 m; mientras que el suscrito, es una mole de 1.88 m envuelto en un costal de 122 kg. tal como vine al mundo (bueno, no llegué con estas características, obviamente) y a pesar de mis 40 setiembres no he tenido una vida amatoria muy activa que digamos... huy, qué bestia¡ Sin embargo y dadas las circunstancias del momento: esta noche debuto en el ring de la cama redonda y tengo un temor muy grande, porque, según mis patas de collera, me aconsejan que apague la luz y me vaya encima con toda la carrocería desde el saque  y que le ponga un empeño loco hasta hacerla cantar las mañanitas en un do de pecho sostenido capaz de enterar a toda la manzana. Bueno, al respecto, me he puesto a cavilar toda la tarde y me pregunto, ¿qué va a pasar cuando este doble tráiler Scania se trepe sobre la pobre motoneta Honda versión simple y por demás austera? Seguramente que al primer intento de acople la va a desaparecer entre las arrugas de la sábana terminando siendo una tortilla debajo del mullido King zice Paraíso. Lógicamente no va a ser posible arrancar con el clásico 1-2 o arriba y abajo, so pena de reventar hasta los otros cachetes y el clímax estará esperando por los siglos de los siglos debajo de los restos de la tarima. Luego, si el acto lo hacemos  parados, mi flaca va a terminar con una mamadera en la boca y no es aconsejable para una primera relación. Tampoco sería posible que ella se coloque encima y empiece la función, porque al primer suspiro mío puede arrancar como una hélice y pronto terminaríamos muy lejos de la casa.

Entonces, vuelvo a la collera y me han jurado que la pose del misionero es la más aconsejable para nuestro peculiar asunto ¿está usted de acuerdo? En todo caso ¿qué me recomienda? Gracias por su antelada respuesta.

                                                                                                             Job. La Escondida

Al amigo Job: no hay razón alguna para preocuparse. Total, como se dice vulgarmente: en la cama todos somos iguales. Es cuestión de acomodarse.

Si bien la conformación de ustedes dos es diametralmente opuesta –en un sentido meramente corporal- seguramente que en cuanto sus caracteres o entendimiento les va de lo más bien. Igual puede irles en la cama. Sus amigos tienen mucha razón: la pose del misionero les viene como anillo al dedo, ya que usted puede colocarse de rodillas delante de ella de tal manera que todo el peso de su cuerpo descanse sobre sus propias piernas; mientras que su pareja lo recibe cómodamente colocando sus extremidades sobre las de usted. No olvide que al estar frente a frente les permite verse, acariciarse y besarse muy apasionadamente. El juego inicial es preponderante en estos casos de debut, porque permite un buen calentamiento y lubricación  a más no poder; de tal modo que se logra conseguir un jaque-mate perfecto. Lo único que le podríamos sugerir es que no le ponga mucho entusiasmo en la penetración, ya que se corre el riesgo de quedarse clavado en el colchón.  Preferible vayan paso a paso descubriendo sus puntos G, K, S, hasta la Z para disfrutar de los placeres que nos ha dado Dios y mucho depende de la paciencia, la comunicación continua y la consulta permanente de algunos manuales que ha publicado la Rampolla  son verdaderos tesoros de la juventud. Provecho
                                                                              

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