domingo, 30 de agosto de 2015

ODISEO

Este intrépido hijo de la gran Ítaca es, sin lugar a dudas, uno de los más ponderados héroes de la Mitología Griega, pintado a plenitud por su genialidad y astucia, gracias a la pluma del incomparable aeda Homero. Inicialmente su nombre significará ´el odioso´ por la influencia de su padre el odiado Sísifo. Las leyendas aseguran que este singular mancebo era el prototipo del pilas; del más vivo, bacán o simplemente el humanus pendex por excelencia, desde el kinder. De igual modo se convirtió experto en las artes mortuorias: pues decapitó a docenas de helenos y cientos de troyanos caídos del palto, por idiotas y/o fronterizos. Bajo el filo de su espada desaparecieron de este mundanal ruído: Hipodermo, Deyección, Krápulos, Queridamante, Ayax y cuchucientos mil más, tan solo por llamarlo pisao, alfombra; loseta o adoquín, pues odiaba las medias verdades en general y, peor, las enteras; especialmente referidas a sus obligaciones domésticas, que las realizaba sin chistar!

Veinte años se alejó de las sábanas conyugales. Como ya lo sabéis: los diez primeros, en el asedio y conquista de las vestales ofrecidas al templo de Apolo, pero dentro de la mismita ciudad de Troya; es decir que este zamarro se la conocía tanto como a cada una de las menguadas sacerdotisas. Estando en las afueras de Ilión y transcurridos otros diez interminables años, por orden de Aquiles, Odiseo junto con Diomedes –disfrazados de mendigos- logran penetrar una vez más en sus inexpugnables murallas y consiguen robarse El Paladio, o imagen de Athenea, la cual no permitía traspasar sus linderos amurallados, mientras estuviera dentro de la city. Asimismo, gracias al perfil de hipocampo hinchado modelo copiado de su compañero de armas, construyó un gigantesco caballo de madera dentro del cual se escondieron 20 de los mejores guerreros y lo dejaron en la playa. El vidente ciego troyano advirtió: -es un presente griego!… dejadlo fuera de las murallas… pues será la perdición de Troya y de todos sus habitantes! Y así sucedió.

Los griegos no dejaron piedra sobre piedra, se repartieron los ingentes tesoros troyanos y acordaron volver a sus diversos reinos, pues la vida en el mar los tenía con una impenetrable piel de tiburón y su fuerte olor a bacalao los hacía altamente inconfundibles a 20 leguas de distancia.

Mientras esto pasaba en las llanuras de Troya, en las alturas del Olimpo los dioses en contra de los vencedores reventaban iracundos en contra de Zeus y su banda griega al haber permitido la destrucción y desaparición de los troyanos. Por tal motivo, cuando aquellos decidieron regresar a sus hogares, prepararon una maldita venganza, en especial contra Odiseo a quien lo culpaban de ser la causa de la invasión y su holocausto.    

Estando el héroe navegando para volver a Ítaca, hizo un alto en la Isla de los Cíclopes pasando por el Estrecho de las Sirenas donde pidió que ser amarrado al mástil, cual mismo chancho al palo, para poder oír sus encantos y no ir tras ellos. Desembarcaron porque estaban pelados de hambre y hallaron una monstruosa cueva repleta de grandes alimentos y multiplicidad de  descomunales carneros. Su dueño era el inmenso Polifemo, quien tenía solo un ojo central. Este, después de descubrir el variado olorcito a bacalao que lo sacaba de quicio y al enterarse que se cargaban de risa por tener solo un ojazo, se comió a 14 de sus compañeros. Odiseo, sin embargo lo enfrentó y le ofreció hacerle conocer el néctar de los dioses; después de emborracharlo, con una estaca incandescente le quemó el único ojo. El gigantesco ciego, desesperado en su locura, le preguntó: -¿Quién sois vos!... ¿cómo os llamáis?...!Dejadme tocaros para saber cómo sois…!

-Nica, cíclope estúpido! Crees que voy a caer en tu engaño? Diles a tus súbditos cíclopes que fue Outis  (Nadie) el autor de tu desgracia! Al oír las lamentaciones del jefe, repetidos por toda la isla, le preguntaron: -Oh gran Polifemo… dinos, ¿quién te ha hecho semejante daño? -Nadie! Fue la lacónica respuesta escuchada por todos los rincones… y una risotada general sacudió toda la isla!

Pero sin lugar a dudas que el héroe se quedó a plenitud en la Isla de la hechicera Circe, quien tomó las facciones de Penélope y le ofreció matricularse gratis en la Pensión Soto para toda la vida, además le proporcionó una yapita: convirtió en verdaderos chachos a sus compañeros. Luego de varios añitos pudo evocar a las almas de su madre Anticlea, Heracles. Agamenón y Aquiles. Luego aparece el adivino Tiresias y le advierte del su supuesto enamoramiento y de los peligros que les acecha a la vuelta de la esquina de camino a su hogar; aconsejándole  tomar otra ruta de regreso.

Después de navegar por mucho tiempo y no existiendo nada para meterle el diente, en otra isla se tiraron las vacas del dios Helios y Zeus los castigó con una gran tormenta propiciada por Eolo –el padre de los vientos- naufragan muriendo todos menos Odiseo quien llegó desfalleciente a unas desconocidas playas de donde es recogido por la princesa Nausicaa hija del rey Antinoo y le pide que cuente sus aventuras para que se quede el mayor tiempoo posiblee. 

Apolo se le presenta otra vez y le pasa el dato que su fiel Penélope está por tirar la toalla y que pronto se va a realiza un torneo de sapos y si no parte a tiempo solo va a encontrar su casa, su cama y su material en otras manos. Inmediatamente le pide humildemente al rey: -Querido suegro! Digo, Mi majestad, requiero me proporcionéis (solo prestadito) aunque sea una lanchita con energía nuclear, sus dos hijas menores porque la mayor ya le agarró ritmo a la mermelada; además, otras veinte doncellas porque la empresa mía urge de mucho tacto, potencia y aguante! Os suplico accedáis a mis peticiones… porque en tanto puede arribar a Ítaca podría desfallecer de soledad y… como vuestra majestad es tan…

-Odiseo, no os puedo complacer en todo; sin embargo ya está cargada la embarcación y te acompañarán 20 presos políticos que en el fondo… yo sé que te resultarán de mucha ayuda; sobre todo en las frías noches de luna… Au revoir!

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