Recordado Dr. Chiro T. Fast:
Nuevamente pongo mi pelo o mejor diría, mi… pelambre
(porque mi cuerpo tiene hambre de pelo)
en manos de su acertada consulta: estoy sumamente estresada por mi cabello. Si bien sé que su especialidad no es la
dermatología; pero también malicio que mi alopecía tiene que ver mucho con
ejercicio sexual. En honor a la verdad, le confieso, doctorcito, no soy
tan exigente con mis novios,
aunque de los tres primeros solo me quedan
recuerdos de viejas batallas, de día y de noche, mas siempre empleando la dieta
obligatoria: sopa, entrada, plato fuerte y postre; luego, el remate iba con
chupada de helado incluida y el muere de rigor; y en caso de no haber
conseguido completa satisfacción volver al inicio con la consabida sopa de
fideos. Bueno, mi caso es que hace meses atrás ha empezado a caerse mi pelo de
ambos extremos; los de arriba y los de abajo, pero como también soy muy terca
me dije para mis adentros: “con una peluca soluciono lo de arriba; pero lo
otro? ¿Un trasplante? ¿De dónde?
Alodia, La Dama Calva, Chorrillos
Estimada Alodia: no
tiene usted que desesperarse, el caso en mención no es para que se tire de los
pelos ni mucho menos, porque le quedarían mucho menos; tampoco que se suicide
como propone en la parte final de su misiva. La producción de melanina poco
tiene que ver con las entusiastas prácticas que recomienda El Decamerón.
Generalmente es el género masculino el que padece de calvicie y la sufre muy
devotamente con pretendidos cerquillos; jalarse el pelo en escasas rayas desde la nuca hasta los
ojos y los socorridos peluquines descoloridos; pasando por una variedad de
adminículos: sombrero, boina, jockey y trasplantes; todo a causa de la
masturbación exagerada y la promiscuidad a niveles de record mundial, partiendo
de los tres al hilo cada 8 horas como
manda el código de trabajo para hombres
y mujeres mayores de 15 años, por la OIT y sobre todo las malas lenguas de las
cuchucientas cucufatas y los miles y miles de sus contritos estilistas devotos
de San Pelito.
En este momento le
puedo ofrecer tres alternativas de solución: a) siga tratando de llegar al
cuarto (no a su nidito de amor, ni tampoco uno más del reglamento), digo, al
cuarto candidato a somalí o biafrano, porque lo seguro es que usted posee un
par de… cuchillas Bormix en lugar de caderas (o una Bormix entre las piernas)
que generan las más grandes revoluciones que ya las quisieran tener las FARC
para levantar y soliviantar inclusive a sus muertos. b) Consulte con el
especialista Dr. Pelópidas. Se rumora en todo el Policlínico que logra hacer
salir pelo hasta en el poto, disculpe la expresión, pero eso es lo que se
comenta, c) Lo que se sabe en este momento es que hacer el amor genera, por el
contrario, buena salud y produce un resplandor excelente en la cabellera. Así
que, no se cohíba. Siga tratando de romper el record en su barrio, luego con
más ganas, el local y que muy pronto la halle en los Record Guinness. ¡Hágalo por el Perú¡ lo demás… no
importa un pelo… menos.
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