miércoles, 15 de julio de 2015

CAMINO AL CALVARIO

Recordado Dr. Chiro T. Fast:


Nuevamente pongo mi pelo o mejor diría, mi… pelambre (porque mi cuerpo tiene  hambre de pelo) en manos de su acertada consulta: estoy sumamente estresada por mi cabello. Si  bien sé que su especialidad no es la dermatología; pero también malicio que mi alopecía tiene que ver mucho con ejercicio sexual. En honor a la verdad, le confieso, doctorcito, no soy tan   exigente con mis novios, aunque  de los tres primeros solo me quedan recuerdos de viejas batallas, de día y de noche, mas siempre empleando la dieta obligatoria: sopa, entrada, plato fuerte y postre; luego, el remate iba con chupada de helado incluida y el muere de rigor; y en caso de no haber conseguido completa satisfacción volver al inicio con la consabida sopa de fideos. Bueno, mi caso es que hace meses atrás ha empezado a caerse mi pelo de ambos extremos; los de arriba y los de abajo, pero como también soy muy terca me dije para mis adentros: “con una peluca soluciono lo de arriba; pero lo otro? ¿Un trasplante? ¿De dónde?

                                                                              Alodia, La Dama Calva, Chorrillos

Estimada Alodia: no tiene usted que desesperarse, el caso en mención no es para que se tire de los pelos ni mucho menos, porque le quedarían mucho menos; tampoco que se suicide como propone en la parte final de su misiva. La producción de melanina poco tiene que ver con las entusiastas prácticas que recomienda El Decamerón. Generalmente es el género masculino el que padece de calvicie y la sufre muy devotamente con pretendidos cerquillos; jalarse el  pelo en escasas rayas desde la nuca hasta los ojos y los socorridos peluquines descoloridos; pasando por una variedad de adminículos: sombrero, boina, jockey y trasplantes; todo a causa de la masturbación exagerada y la promiscuidad a niveles de record mundial, partiendo de los  tres al hilo cada 8 horas como manda  el código de trabajo para hombres y mujeres mayores de 15 años, por la OIT y sobre todo las malas lenguas de las cuchucientas cucufatas y los miles y miles de sus contritos estilistas devotos de San Pelito.

En este momento le puedo ofrecer tres alternativas de solución: a) siga tratando de llegar al cuarto (no a su nidito de amor, ni tampoco uno más del reglamento), digo, al cuarto candidato a somalí o biafrano, porque lo seguro es que usted posee un par de… cuchillas Bormix en lugar de caderas (o una Bormix entre las piernas) que generan las más grandes revoluciones que ya las quisieran tener las FARC para levantar y soliviantar inclusive a sus muertos. b) Consulte con el especialista Dr. Pelópidas. Se rumora en todo el Policlínico que logra hacer salir pelo hasta en el poto, disculpe la expresión, pero eso es lo que se comenta, c) Lo que se sabe en este momento es que hacer el amor genera, por el contrario, buena salud y produce un resplandor excelente en la cabellera. Así que, no se cohíba. Siga tratando de romper el record en su barrio, luego con más ganas, el local y que muy pronto la halle en los Record  Guinness. ¡Hágalo por el Perú¡ lo demás… no importa un pelo… menos.


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