Acabada la tareya de sol a sol, y tuaviya con el aijón en la mano, el recio peyón, después de tajpiar andenes de trigo que pareciban llenitos d´ioro; unos cuantos topos de zanauria listita pa´lavarla en l´acequia y´algunas cuartillas d´ialfalfa, luego, luego se planta delante de su picanteriya de shempre. Pone un pie arriba en la primera grada hecha de puro sillar y hace retumbar la sala con su juerte saludo;
-¡Güenas
tardes nos dé Dios, mamitay Teresa…habrá quedau un platito de tu rico chakecitooo?
Sabiendo
quia´lavez estaba envitando la consabida
respuesta de Dña. Teresa, parada a´ladito de su koncha a medio atizar. Y quien,
apenitas escucha la repetida pregunta, casi sin pensarlo, responde:
-¡Güenas
seránnn, si vos lo decís… qui´aquistóy listita pa´lo que vos querís…!
-¿Cóm´uestá
la cosa?
-¡Rica, como
shempre…y´esperandotéee… Pasáaa, entráaa…no te quedís parau en la puerta…que
míacís mal terciooo… Y dejá t´uaijón de juntito con las chombas díaquel lauuu…
El mozo deja
también su lampa paraditad´iajunto a la banca. Se shenta y s´ialista pa´zamparse
el mejor Chake del Puente Grau. Dia´de pronto un bebe de chicha yastá entre sus
dedos y lo sonka d´iun solo viaje hashendo tronar el guargüero. Luego, luego,
un grato olorcito viene por los aires dende el rescoldo de la koncha, es el
d´iaquel conociu chupe que viene chorreando amor por tuito su camino. Las ganas
se disparan. Aquí llega y parece estar hirviendo tuaviya en la hondita chuga o
plato de barro. Aysito tamién viene de la mano tuita la bravura del verde llatan,
que lo precede dende el primer bocau del chupe obligatorio del lunes.
El tonkori
s´iace agüita por chaullar el primer bocau d´este plato bendito que pareciera pagar
al esfuerzo de cada peyón o al antojo del patrón; porqu´es comuñón de labrador
y bendishón del Pueblo. Y aquí llega asentau en cuna de barro este manjar
divino entre manos amorosas y firmes. Y aquí comienza el banquete; pareciera qu´ial
meter la cuchara en este laguito colorau, cada disparo calienta hast´el alma y
se hunde una y´otra vez, como queriendo rubuscar un cogollo de paz y llenura en
cada papa masticada; en las verdes habitas que s´iadelantan al dulce zapallo
qu´ioy es pura miel de Yumina y los dientes d´ese choclo que le mete una
sonrisa al siguiente bocau ande aparecen las cabecitas de los chuños junto con los
restos del chicharrón que l´uacen más esperau cada inisho de semana.
Pero es lunes y como todos los lunes de hoy y dende
shempre, este mozo tuaviya con la juerza d´iun toro maltón, llega trotando a
pura pata y´un hambre de la rejijuna. Sí, puesss…está metiu en su caldo juertemente
picante donde s´iofrecen fragantes verduras abrazadas a los trocitos de tripas
y carne que son el alma del diya. D´iadebajito del repollo hay blancas bolitas
de patasca que se deshacen suavemente
entre los dientes apuraus que los terminan de moler y preparan otro bocau qu´es
como tocar el shelo junto con cada bebe de chicha, dispués d´iaquella cucharada
llenita y apapachada con lo quemante del rocoto moliu en el batán con cebollita
y culantro llamado llatan.
Pa´cerrar el
banquete, al final, sin duda alguna, se sentiya la presensha del atadito de
yerbabuena, orégano y culantro que l´uace endiabladamente rico y fiero; tan, tan fiero y tan amoroso, qu´ia pesar de
todo, ese llatan de los mil diablos hará su despedida lueguito y ese recíproco
amor de goce y llanto en el culantro será buscado como nunca, al lunes
siguiente… Y otra vez se oirá la misma voz, el mismo pedido con el pie metido
en la misma puerta:
--¡Güenas
tardes nos dé Dios, mamitay Teresa…habrá quedau un platito de tu rico
chakecitooo?
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