No es que estas negras se hayan enfermado, ni que la misma bebida o refresco, por el contrario, se haya convertido en una receta para curar la diarrea en la que se está convirtiendo el querer ser postulante a cualquier cargo público donde la mamadera viene en cilindros y además está asegurada de por vida; tampoco que sea un error colocado con segunda intensión, sabiendo que nuestros choches son unos redomados pillos que se las huelen…de todas, todas;
Pero…para algunos choclones, la expresión: “¿sabías
que la gente anda diciendo que tú y yo estamos locos, Lucas?” con seguridad
nos acercaría a un paso de los millones de casos que andan no solo tirando pata
o pateando latas, pero siempre gallardamente, tratando de sacar el sumido pecho;
al fin y al cabo, divagando, muy perdidos y con la mirada extraviada allá en la
infinita nada; tratando de sujetar sus cabellos revueltos con un pasador. Pero
altivos, aún en su miserable existencia, se acomodan sus inmensas gafas, una y
otra vez, tratando de silbar una extraña y nueva melodía de su vacío repertorio;
más, al comprobar una y varias veces que solo se les escapa el aire -por los
labios- patean la vereda, escupen el piso y lanzan un sinfín de golpes contra
todas las paredes por donde deambulan sobre aquellos muros imaginarios que va
dejando a su paso cansino y extraviado, hasta que vuelven a su realidad: se ven
desesperados y quieren ponerse a cantar cualquier canción, mas tampoco se saben
la letra, menos la tonada y…es entonces que se ponen a discutir consigo mismo,
gritan desaforadamente, se olvidan de los transeúntes y sin saberlo, se quedan
callados; al mismo tiempo que se llevan la mano instintivamente a la oreja como
si tuvieran un celu de última generación y empiezan a parlar, largo y tendido.
Y en su loca determinación, aparece su otro yo y se inicia un parloteo
interminable, donde los gestos de sus rostros y el movimiento desaforado de sus
brazos, los hace ver como unos ches su madrina, sin poder chamuyar bacán, pero una
rebuscada intrepidez de su verborragia son capaces de querer convencer hasta el
más incrédulo viandante.
-Jhony Pacheco, que se las sabe toda de todas,
ya chapó la combi y sabe a la perfección a qué está referido el mencionado
título…
-´Tonce? ¡Suéltala, choche! Que podemos perder
la mitra por tanta espera…
-Está referida los millones de choches rematados
que van por las calles a pie, en bus, en taxi, bicicleta o moto, pero todos,
absolutamente todos, están metidos dentro de un supuesto celu, o con supuesta
compañía; donde lo normal es que se hablen solos y se olviden del mundo entero…
¿O nooo? Entonces, no hay necesidad de hacer recuento alguno o un loco
inventario: tan solo bastaría con colocar infinidad de vallas, tapias, rejas y
cercos, alrededor de cada cuadra o manzana, porque este país ya es un manicomio
gigantesco…
-¿Tonce?
-Se precisa de efectuar un censo nacional y
otro en particular, para hacer una clasificación…tan solo para cumplir con un
requisito de investigación, porque, con ello, en verdad, bastaría con darles
chamba a los miles de picólogos y psiquiatras quienes están a punto de perder
la chaveta y esta sería una manera de paliar sus ansias de experimentar, si con
sus remedios caseros podrían hacer recobrar lucidez a los millones de chiflados
que nos acompañan cada día. Esto supondría poderlos clasificar de la siguiente
manera:
A) De un simple mortal denominado como
insensato, rango inicial de insanía en el cual podemos caer todos los mortales,
sobre todo cuando necesariamente hay que rematar, ipso pucho, el Título de
Propiedad de la casa, para así poder libranos de nuestros impagables préstamos
conseguidos por la modalidad “Gota a Gota”;
B) Cuando, después de muchos intentos fallidos,
logramos ascender al grado de perturbado; es decir, cuando después de escuchar
la palabra trabajo, se nos acaba la paciencia, la soledad y las continuas
decepciones recibidas de toda la parentela y decidimos por tercera y última
vez, robarnos a la prima, aun corriendo
el peligro de ser ultimado por su esposo, campeón de artes marciales y con recurrentes
principios de delirium tremens;
C) Desequilibrado, sin justa razón y solo por
llegar algunas veces (7 a la semana) sin poder mantenerme en pie y sobre todo
perder los papeles de compra-venta de aquellos predios, herencia de los cinco
huérfanos menorcitos de mis sobrinos;
D) Cuando, después de muchas tentativas, siendo
un desequilibrado oficial, asciendo solo por antigüedad y puedo ser declarado oficialmente lunático y no
por parar aullando, sentado sobre una piedra, junto a la lloclla, en las noches
de luna; sino, por estar enamorado de una vecina, loca de amor, quien para gritando, cada que recuerda
su apellido Luna y quiere que estar llena, porque dice, resultaría ser el amor
de toda mi vida… y me propone pasar la luna de miel en el Manicomio Moisés
Heresi;
E) Finalmente, parece una venganza y a pesar de
haber jurado no seguir poniendo chapas que hieran la susceptibilidad de tanto
orate que anda suelto. A mis cuidantes, les ha dado por llamarme El Flaco Cocacola,
según afirman que me la he ganado a pulso ya que mi Georgina -vecina del otro
pabellón, recientemente se ha declarado loca por mi amor; nunca pronuncia mi
nombre; sin embargo, tiene una foto mía en tamaño natural que le ha puesto
cachos, bigotes y larga cola, dado que dice estar endiabladamente enamorada…de
la fotografía.
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