domingo, 16 de junio de 2024

COCACOLAS SIN REMEDIO

No es que estas negras se hayan enfermado, ni que la misma bebida o refresco, por el contrario, se haya convertido en una receta para curar la diarrea en la que se está convirtiendo el querer ser postulante a cualquier cargo público donde la mamadera viene en cilindros y además está asegurada de por vida; tampoco que sea un error colocado con segunda intensión, sabiendo que nuestros choches son unos redomados pillos que se las huelen…de todas, todas;

Pero…para algunos choclones, la expresión: “¿sabías que la gente anda diciendo que tú y yo estamos locos, Lucas?” con seguridad nos acercaría a un paso de los millones de casos que andan no solo tirando pata o pateando latas, pero siempre gallardamente, tratando de sacar el sumido pecho; al fin y al cabo, divagando, muy perdidos y con la mirada extraviada allá en la infinita nada; tratando de sujetar sus cabellos revueltos con un pasador. Pero altivos, aún en su miserable existencia, se acomodan sus inmensas gafas, una y otra vez, tratando de silbar una extraña y nueva melodía de su vacío repertorio; más, al comprobar una y varias veces que solo se les escapa el aire -por los labios- patean la vereda, escupen el piso y lanzan un sinfín de golpes contra todas las paredes por donde deambulan sobre aquellos muros imaginarios que va dejando a su paso cansino y extraviado, hasta que vuelven a su realidad: se ven desesperados y quieren ponerse a cantar cualquier canción, mas tampoco se saben la letra, menos la tonada y…es entonces que se ponen a discutir consigo mismo, gritan desaforadamente, se olvidan de los transeúntes y sin saberlo, se quedan callados; al mismo tiempo que se llevan la mano instintivamente a la oreja como si tuvieran un celu de última generación y empiezan a parlar, largo y tendido. Y en su loca determinación, aparece su otro yo y se inicia un parloteo interminable, donde los gestos de sus rostros y el movimiento desaforado de sus brazos, los hace ver como unos ches su madrina, sin poder chamuyar bacán, pero una rebuscada intrepidez de su verborragia son capaces de querer convencer hasta el más incrédulo viandante.

-Jhony Pacheco, que se las sabe toda de todas, ya chapó la combi y sabe a la perfección a qué está referido el mencionado título…

-´Tonce? ¡Suéltala, choche! Que podemos perder la mitra por tanta espera…

-Está referida los millones de choches rematados que van por las calles a pie, en bus, en taxi, bicicleta o moto, pero todos, absolutamente todos, están metidos dentro de un supuesto celu, o con supuesta compañía; donde lo normal es que se hablen solos y se olviden del mundo entero… ¿O nooo? Entonces, no hay necesidad de hacer recuento alguno o un loco inventario: tan solo bastaría con colocar infinidad de vallas, tapias, rejas y cercos, alrededor de cada cuadra o manzana, porque este país ya es un manicomio gigantesco…

-¿Tonce?

-Se precisa de efectuar un censo nacional y otro en particular, para hacer una clasificación…tan solo para cumplir con un requisito de investigación, porque, con ello, en verdad, bastaría con darles chamba a los miles de picólogos y psiquiatras quienes están a punto de perder la chaveta y esta sería una manera de paliar sus ansias de experimentar, si con sus remedios caseros podrían hacer recobrar lucidez a los millones de chiflados que nos acompañan cada día. Esto supondría poderlos clasificar de la siguiente manera:

A) De un simple mortal denominado como insensato, rango inicial de insanía en el cual podemos caer todos los mortales, sobre todo cuando necesariamente hay que rematar, ipso pucho, el Título de Propiedad de la casa, para así poder libranos de nuestros impagables préstamos conseguidos por la modalidad “Gota a Gota”;

B) Cuando, después de muchos intentos fallidos, logramos ascender al grado de perturbado; es decir, cuando después de escuchar la palabra trabajo, se nos acaba la paciencia, la soledad y las continuas decepciones recibidas de toda la parentela y decidimos por tercera y última vez,  robarnos a la prima, aun corriendo el peligro de ser ultimado por su esposo, campeón de artes marciales y con recurrentes principios de delirium tremens; 

C) Desequilibrado, sin justa razón y solo por llegar algunas veces (7 a la semana) sin poder mantenerme en pie y sobre todo perder los papeles de compra-venta de aquellos predios, herencia de los cinco huérfanos menorcitos de mis sobrinos;

D) Cuando, después de muchas tentativas, siendo un desequilibrado oficial, asciendo solo por antigüedad y  puedo ser declarado oficialmente lunático y no por parar aullando, sentado sobre una piedra, junto a la lloclla, en las noches de luna; sino, por estar enamorado de una vecina, loca  de amor, quien para gritando, cada que recuerda su apellido Luna y quiere que estar llena, porque dice, resultaría ser el amor de toda mi vida… y me propone pasar la luna de miel en el Manicomio Moisés Heresi;

E) Finalmente, parece una venganza y a pesar de haber jurado no seguir poniendo chapas que hieran la susceptibilidad de tanto orate que anda suelto. A mis cuidantes, les ha dado por llamarme El Flaco Cocacola, según afirman que me la he ganado a pulso ya que mi Georgina -vecina del otro pabellón, recientemente se ha declarado loca por mi amor; nunca pronuncia mi nombre; sin embargo, tiene una foto mía en tamaño natural que le ha puesto cachos, bigotes y larga cola, dado que dice estar endiabladamente enamorada…de la fotografía.

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