lunes, 16 de enero de 2023

ME ACABO DE TIRA UNA H…

 Resulta indudable, mis estimados choches que, ante la sola leída de este título, podría prestarse a una y mil  interpretaciones que con toda seguridad, yoni, el autor de esta violación, a ojos vista, debe estar muy solano, jugando su partido aparte fuera del tiempo reglamentario… Entonces, solo le queda tirarse algo que tenga a mano, y este fulano, no tuvo otra opción que tirarse una pobre h…; pero también, podría tratarse de tirarse una wada de esas que quedan no solo para el recuerdo de grandes e inconfesables faenas camatorias capaces de quitar el sueño en primera, segunda y tercera instancias, hasta guardarlas bajo siete llaves en el baúl de los olvidos o, finalmente, tratar de grabarlas a pulso sobre una roca y luego,  tirarlas al mar de los objetos perdidos, pensando que nunca más en la perra vida van a volver a causar un derrame neuronal; sin maliciar, ni aprox, que dicha sangrante llaga seguirá vivita y sacando ronchas con cada jugarreta que te zampe digamos… una veneca de la GP.

También, podría tratarse de tirarse “inocentemente” una cana al aire; ¿Pero una cana tan especial que empiece a ser escrita con h? ¡La hue…lga indefinida! Pero en una norma ortográfica, especialmente de aquella referida al uso y abuso de la letra en mención tal vez sería el inicio del acabose de la RAE o bien el patatuz de mis cultos lectores en ciernes, después de haber herido sus bastos conocimientos de la gráfica sillita perdida en su mudez extrema… que no lo es tanto como lo vamos a comprobar.

Y por qué no aquella versión tan propia de nosotros los hambrientos de…tantas cosas, pero, digamos de tirarse una hamburguesa p.e., de esas que conllevan apetitosos seis pisos de diversas delicias que bien podrían incluir, en un acto de supremo antojo: un milagroso pan redondo de 20 cm. de diámetro, mantecado y full ajonjolí sobre su corteza calientita, donde debajo de esa tapa milagrosa se esconden provocativas hojas de lechuga con un verde fascinante y fresquitas, 20 rodajas de rojos tomates que invitan a pegarles un buen mordiscón y devorarlo a la primera vista, más aquella redondela de carne con una pulgada de puro sabor a bisté ahumado que su ola imaginación encandila a todas las papilas gustativas desde una cuadra de distancia; encima una lonja gigantesca de queso recién derretido y como la cereza de  este pastel, una completa rebanada de 1cm de puro jamón del país; todo esto, recién salidito de la plancha; o sea que de solo contemplar dicho manjar, la baba se cae desde que tus ansias imaginaron el trozo de pan hasta que le untaron generosamente la rica y apetitosa mostaza.

Tal vez, otra opción posible sería la de tirarse una holandesa, digo mejor, la leche pura y fresquita de una vaca de los Países Bajos y qué mejor si se puede de la fuente misma; es decir al pie de la teta, pero… Inmediatamente que se lea o escuche sobre este dulce y libidinoso biberón, aparecerán muchas versiones de las ubres holandesas. Y no es para señalar que dichos envases portátiles son mejores que las nuestras, digo, mejor que las tetas nacionales; que también tienen lo suyo, ya sea en forma natural o de la otra, con la ayuda de aditamentos propios de la tetoplastía y ojo que no me estoy refiriendo para nada a los brasieres, sostenes, ni ambulancias que levantan caídos; pues sabiendo cómo somos de malpensados, aclaro que me estoy ocupando específicamente de las otras tetas.

Inclusive, dependiendo del marchante, apenas se entere del título, absorto, pensará en el huevo de posibilidades que tiene como… el tirarse una habanera hábilmente en una hamaca tropical sin necesidad de ocupar una habitación, menos un habitáculo, salvo por los movimientos alucinantes de la última desinencia. Pues no solo se trataría de hablar tan solo por el hábito de hacerlo, menos de conseguir un título de héroe por tal hazaña, ya que resultaría hilarante hilvanar un himno que quede como un hito en pleno hortencio, pues, incluso, se correría el peligro de resultar con hercúleas hemorroides a un escaso paso de los huérfanos.

Finalmente, tal vez exista en esta parte del orbe alguna mente privilegiada que pueda tirarse una hache, conscientemente y a propósito, tan solo por el puro gusto de tirarse alguito y sin el menor esfuerzo, aprovechando que es muda y así lo consiga en una forma mayúscula, la cosa quedaría entre ambos; de tal modo que aquello de tirarse una h, no será un problema actual…menos una grave violación. Aunque, tal vez estos casos de la tiradera en cualquiera de sus formas, poses o circunstancias siempre quedarán siendo permanentes tentaciones para cogerlas en la posteridad.

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