En mi clase, tuitos los ccoros s´iabiyan mandau cada quien con s´uescondida arma redondita y bien afilada, capaz de partir en dos a la del compañero que se cruzara en su camino. Mas, el solo hecho de lajlar un tantito en pleno almuerzo jue sufishente pa´que mi mamitay saltara de su banca y guaspiando a mi tata, de riojo, puso el grito en el shelo y levantó su voz:
-¡Nada de riurius en mi casa!
Oíte ccoro del demoño: Si vos pensáis hacerte uno, más anque seya con
botones…!Te corto las manos! ¡Y s´iacabó la cuestión! ¿Vos, qué decis, Pancho?
Vos que sois el jefe d´esta casa… ¿Está bien lo que digo o nooo?
-¡No puede ser eso! -grité-
Si todos…los chicos de m´iescuela llevan su riu riu… ¿Qué de malo tiene que
m´iaga el miyo… s´iasta y´econseguiu la lata y solo me falta hacerla aplanar
con el tranviya…
-¡Maver… calmantes, montes!
Oíte, Panchito, tu mamitay tiene mucha razón… y´esta vez no podís tener el tuyo
porque…díaverdá… ¡es muuuy peligroso…!
-Pero…tata, si no vais a
gastar nada de nada…ya tengo mi latita y mi pita… solo me falta prepararlo…
Mejor no hubiese dicho nada…¿nooo?
-Oíte, hijo… Acaso sabís
q´uial Esmeregildo, tu primo, peee… el de Huaranguillo, sia cacllau el brazo
por estar pellando en la calle con sus amigos, dispués de tener una peleya contra
otro riuriu… Por un tantito así, casi pierde un ojo… Menos mal que se pudo
tapar la cara con su brazo… porque sinó… a´istas horas d´iadepronto se quedaba
tuerto, como nuestro vallente gallo de peleya que tanto lo querís.
-No! ¡No sabiya nada d´eso!
Güeno, güeno… En este caso… lo gua pensar mejor…
-Sí, pee… porque ya sabís el
motivo d´esta alvertensha…Y dispués no nos vas a venir con domingo shete…
Dejé pasar los diyas, pero en la
clase, otra vez, tuitos mis compañeros me sacaban pica, porque “era el único”
que no teniya mi riu riu… Pero… esa mismita noche, y´en mi cama, juré tener el
riu riu más peligroso pa´meterles unos topes que me hisheran el más ganador de mi
clase.
En la mañana siguiente, me
levanté más temprano que nunca y lo primero que hice jue llevar escondida mi valiosa
tapita de cerveza hasta el batán y cogiendo la chaquena, poco a poco y con
mucho cuidado jui aplanando sus bordos, pero no me quedaba tan plana como queriya.
Salí tuito apurau a la calle de la recoba qu´estaba a dos cuadritas y coloqué
mi futura arma en la línea del tranvía y esperé, esperé y esperé. Ya
desesperado, porque aquel llegase pa´que me la deje totalmente planita. Golví
muy agitau a la casa sin dejar de agarrar mi futuro riu riu y, con mucho cuidau,
l´ice dos cercanos huequitos en el centro con un clavo; luego, pasé la pita por
ambos agujeros. Medí el largo de la lazada pa´que me quede lo más cómoda
posible y la cerré con un nudo ciego. Apenas regresé de la escuela, me dirigí nuevamente
al batán pa´sacarle filo a todo su alrededor. Lo alcé y ´estaba brillando; lo
contemplé orgulloso. Allí estaba mi hermosa arma, chillante y redondita, lista
para disputar una y mil peleyas de vida o muerte.
Al otro diya, me desperté
pensando solo en la manera cómo podriya atacar a mis “enemigos” y dejarlos secos
e´nel sitio; soure todo, taparles el hocico pa´que no güelvan a mostrarme sus afiladas
redondelas, sacarme la lengua y burlarse de mí. Lo escondí cuidadosamente en el
bolsillo de atrás porque teniya que dejar espasho en los d´ialdelante pa´catatar
el recreyo que me daban tuitos los diyas: dos montones de tostau y media chuga
de chancaca.
Tacpiando por las tabladas
d´ialfalfa tuviya seguiya pensando en cómo hacer luchir sus ataques y se vayan
en banda. Lo saqué con mucho cuidau de mi bolsillo y lo acarishé. Metí la pita
entre mis dedos más largos y empecé a dar güeltas y más güeltas; enseguida
estiré y´estiré una y otra vez y m´imaginaba acercando y alejando con mucha
maña mi poderosa arma d´iacuerdo a los topes de mis enemigos… -¿Cuál seriya mi
ataque? Meterle un tope rápido y mortal en plena pita pa´cortarla desde el
saque.
-¿Una peleyita de riu rius?
-¿Ya tenís el tuyo? ¿D´iande
te luas pallapau? Si vos querís… ¡aurita mismo!
SÍiii...peee... era mi yunta de
carpeta. Cada quién sacó s´uarma disimuladamente y´empezamos el dictau de la
clase, pero la peleya y´el desafiyo no podiya esperar. Ambos sacamos los riu
rius y dimos güeltas y más güeltas. Nos pusimos de costau y por debajo de
nuestra carpeta empezamos a darnos los topes d´iataque y defensa; nos olvidamos
de la clase y apenas el Juan levantó la vista pa´huaspiar al profesor, ataqué
ferozmente y´en un santiamén le achunté en plena pita estirada y pronto uno de
los contendores quedaba colgando, muerto. ¡N´uera yo!
-Solo has teniu pura suerte…
Mañana traigo uno que m´estoy hashendo con la tapa d´iun tarro de leche…
Lo chapé a mi
riu riu con tuita m´ialma y l´uabracé… No queriya sacar la mano del bolsillo
porque mereciya un juerte abrazo.
AREQUIPEÑISMOS:
basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz
Achuntar:
acertar
Catatar: acercar,
llevar, tomar
Ccoro: pequeño,
niño de corta edad
De riojo: por
de reojo
Guaspear: o
guaspiar, atisbar
Lajlar: hablar;
hacerlo en demasía
Luchir: perder
el tiro; fallar
Pallapau:
rebusque de papas Después de la cosecha; sacado, conseguido
Riu riu: voz
onomatópica para nombrar un juguete que al girar parecía emitir ese sonido
Tacpiar:
caminar con dificultad, generalmente por los bordes de las chacras
Topes:
entradas, ataques
No hay comentarios.:
Publicar un comentario