“EL ROCOTO”
-A ver… a ver, agüelitooo,
soltatéee… otra de tus verdaderas historias acolpachadas dende tu juventú…
d´esas que vos solo sabís contarlas con su sal y su pimienta como le dice mi
mamitay, Andreya, tu patrona, peee…
-¡Callatéee e´locico! Que
solo la trato d´eisa manera pa´tener la fiesta en paz… anque es muy linda…
debís quererla mucho a tu mamitay grande… porque… ¡T´iadora! Vos, sois como la
niña de sus ojazos…Güeno, güenooo… Maver… esta torocma miya, ojala que
s´iacuerde d´iun güen cristiano…y mejor amigo que conociu… ¡Creyo que tamién
vos l´uas conociu..! Maver… ¿ T´iacordáis d´iaquel camayo q´encontramos en la
picanteriya de la Teresa… allí, pueee… ante de dentrar al Puente Grau,
d´iadefrente la Quinta Vargas… Sí, peee… aquel mozo bien parau… tuito él bien
plantau, con su aijón en la mano, pues recién acababa su fayena en la chacra de
los Barreda… Estaba patacala, tuito con el pantalón remangau hasta la rodilla.
Se quitó su sombrero huacali que y´estaba pa´la basura y´antes d´iasentarse en
la larga banca de la sala, de junto a la cocina, s´iaprestó a pedir sus güenos
dobles, pues su hambre estaba que se lo comiya caucachos y todo…
-¡Abue… pero tuaviya n´uas
contau nada... pero sí lo recuerdo… ¿Q´uizo este bandiu?
-Vos sabis tamién que en
esta bendita tierra rebalsaba de sobrenombres, y qu´estos remplazaban pueee a
los apellidos y´era más fácil destinguirlos por sus motes…
-¿Y cómo l´uaciyan? ¿Quié
l´uaciya? Porque, supongo que nadies así naciya, con esos nombres chistosos…
-¡Y tenís mucha razón!
¿Quién no se v´acordar de Los Canachos, Los Gatos, La Gata Rabo Loco, El Tren
descarrilau, El trompo Cuca, La Cosita Rica; La Sin Calzón, La Rompe Catres, La
Ter Ter; El Costal de Pedos, El Lagrimón de Burro, El Nariz Con Yapa, El
Chomba´y mocos… Como verís, tuitos muy relacionados con alguna seña esagerada en
su cuerpo, en su manera especial de vestirse; tacpiar, lajar o su espantosa
manera d´iacer sus artes y oficios… Entonces, saliya un nombre de capirote que
le achuntaba con mucha punteriya, y´el más picante ingeño jondiau, q´uial ser
menshonau causaba una malishosa broma; pero casi shempre, desataba una reyata
de carcajadas; en cambio, p´autros, los mensionaus, se meyaban de cólera,
s´iesque no haciyan otras cosas peyores como maldecir a los autores, después de
mentarles mil veces a sus santas mamitas por tales “insultos”…
-¡Te saliste del tiesto!
¡Nooo,,,pa´nada! ¿A qué
viene tuito este descurso lajlau? Qu´iaurita se mia veniu a la torocma este, mi
amigo “El Rocoto”. Pa tu informashón, juimos compañeros de carpeta ande la
mamita Silvia en el segundo de primaria y, luego, luego, por un güen tiempo no
supe nada de su vida.
-Agüelito, Panchito, pero no
m´ias contestau… cómo se poniyan las chapas o los sobrenombres… ¿Acaso tuitos naciyan
co´nél?…¿Eran propios de cada cristiano o de cada jamilla?
-Pues… pareciba que en
tuitos los barrios d´esta bendita ciudá, habiyan unos cuantos fulanos empeñaus
en ser maistros y muy trejos en zampar cada nombre chistoso, que calzaba justo
con el pobre cristiano o comadre escogida al ojo, pa´que seya la dueña o el
dueño d´esa palabrita que sonaba a purito sebo de chancho, pero del más
malograu, causando un ataque de ira en aquel desgraciau que se sacó tuitos los
huacchitos de la loteriya.
-¿Y´el Rocoto?
-¿Ahhh? Bueno… Dispués lo
vide ya como tuito un güen jugador de fulbol… Sí, peee… era el mejor win d´ese
tiempo… Habiya sacau los ojos verdes de su tata y por eso era conociu como”El
Gato Cimarrón” en nuestra clase. Mas cuando lo vide hecho un jugador, seguiya
de gato pero su cara era tuita colorada y… cuando corriya o s´escapaba con la
bola por la punta derecha n´uaviya quién lo pare...metiya gol y e poniya más
rojo qu´iun tomate… Entonces, como una simpe broma, el Cojo Valentín, le deciya
cada que s´iba con la pelota, driblando com´ún rayo, sudando a más no poder y
más rojo qu´iun pendón de picanteriya. D´iallí surgió com´una bala: -¡dale,
dale, Rocotito! ¡Dale, dale, dale! ¡Goool… del Rocoto! ¡Viva el Rocoto!
-¿Y solo por eso lo llamaron
así? No creyooo…
-¡Güeno… y tan solo como
ejemplo… Tal vez uno de los más conocidos: “Lagrimón de burro”; allá por la Iglesha
de San Francisco habiya tuita una cuadra de “Los Águilas” y, cualquiera que
escuchara tal denominashón pensariya que se trataba d´iuna tapa de tales aves
de rapiña; pero no, era para señalar a los “Picapleitos” o abogados y todo
aquel atau de secretarios, aficionaus, metetes y demás afines a llevar los
pleitos que no eran pocos, a pesar de rezar nuestros padre nuestros, las
avemarías y las comuñones de los obligados domingos y la santa misa.
Sobresaliya, entre todos, una figura empapada en derecho, por demás
inteligente, íntegro y muy versau en leyes, pero… resaltaba su larga figura en
cualquier reguñón, desfile o su simple caminata por cualquiera de las calles
del centro; además de calvo pareciya colgarle sus largos brazos y´estiradas
piernas. Lo cierto es que su especial figura, lo calmo de su caminar y dizque
sus alegatos y demás acciones legales eran pa´escuchar horas tras horas.
Sin embargo, alguna vez, dizque
le falló a uno de sus íntimos colegas, denunciau por pago de alimentos, y´asta
jue a parar a la cárcel…Dende allí, su coleguita del alma juró vengarse y
cuando le preguntaron en pleno juicio:
-Acusado, don fulano de tal,
¿Dónde está su abogado?
-Ese incumpliu… ese Lagrimón
de Burro… n´ua apareciu pa´nada en esta respetada sala...
Y la muchedumbre acolpachada en plena
sala hasta reventar, porque queriyan ver cómo defendiya a su compañero de profeshón,
soltó una ola de carcajadas que no tuvieron cuando acabar. Dende allí quedó sellau
como el famoso Lagrimón de Burro.
Y colorín clorado…
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