lunes, 15 de noviembre de 2021

EL TUTURUTU (II)

 No bien me disperté tuito asustau, quise darme una güeltita p´acomodarme un tantito más en mi destartalau catre de palos, per´uel gran ruido qu´esescapó dende abajo, me pareciba que tuito s´estaba rompiendo y que luego, luego, me veniya al suelo vestiu con mis ropas del diya anterior, tuaviya seguiya sudando pisco y no tuve otra que botarme d´iaquel mi nidito y tratar de pararme y dispertarme d´iadeveras.

Mas, apenas hice un esjuerzo pa´pensar, la torocma empezó a darme güeltas y más güeltas y ya pareciba un trompo cuca, no podiya abrir los ojos con claridá y sentiya que tuitas las paderes del cuarto se me veniyan encima; hasta me quise agachar pa´que no me cayga alguna d´ellas en el lomo. Tacpiando como s´iestuviera saltando d´iun bordo a otro, me tamballaba para salir del dormitorio y poder llegar hasta el taller, pue algo de deciya que juese hasta allí, porque algo m´estaba esperando “con los brazos abiertos” y allí me dirigiya…

-¡Si pueee… aquí está este soldau de miéchica… N´ueran mis sueños ni mis pesadillas d´ianoche… No podiya creyerlo… Estaba más friyo que nunca y por Dios que aurita pesaba como cinco arrobas, pues traté de voltiarlo, y´estaba panza abajo y queriya verle la cara… Sus rasgos eran muy finos y casi pareciban d´iuna mujer… Pero todo lo demás era de varón… a pesar de su pequeña faldita. Quise sacar una gesto socarrón y me prendió un dolor en la torocma que me partiya hast´el alma. D´iaseguro que me l´uan trayido pa´pegarle sus alas -Me dije-.

Cogí una larga y pesada barreta, la metí por un costau y la trompeta era el problema, no me dejaba voltiarlo; luego, la metí por el otro lau y la cosa se hizo más fácil. Aura sí que podiya verlo d´iacompleto: era toda una obra fina… Pero… ¿y sus alas? Mejor me zampo un jarro de leche ricién sacau de la teta… porque esta inaguantable sé me devora y me voy and´el tata cura; él debe saber pa´que me l´uan dejau.

-¡Güen diya, padrecito…! ¡D´iaseguro que vos sabís pa´qué m´ian dejau ese soldau de metal en mi taller!

-¡Vesto peee…! ¡Mirustéee quién m´iacayiu por esta casa del Señor! Decímeee…¿y´astáis güeno y sano? Porqu´iace tres diyas que no se t´encuentra por tu taller… ¡D´iaseguro que vos me vais a decir qu´ias estau trabajando… ¿Nooo?... Güeno, güeno… allá vos y tus tragos… Sí pueee… viñeron del Cabildo… y´en una mula, tres muchachos tuvieron que bajarlo a pulso y lo dejaron en tu taller…

-¿Y no sabe qu´es lo que quieren que l´iaga? Porque según lo que vido… se trata de un ángel o será d´iun arcágel… ¿nooo, padrecito?

-¡Sí, pueee! Y como vos sois el mejor artesano que domina… entre otras cosas…la forja de metales… Te l´uan trayiu pa´que le pongáis sus alitas y le dis una mejor presensha celestial… Com´ues un habitante de los cielos… el diya que deje de tocar su trompeta debe golver al shelo pa´… tocarle al Tatito Dios sus mejores melodiyas… ¿No te parece?

-Güeno… güeno, padrecito… está güeno… ¿Padre… y no m´ian dejau un adelantito? Porque está güeno d´encargos… pero, pero…trabajo es trabajo… y´este, requiere de mucha pasensha y tareyas mil… es d´iun bronce muy espeshal…¿Y d´iande pecata mía?

-¡Bandiu… conque latinajos… a míii..! Sí, pueee... m´ian dejau una seña muy güena… pero si te la doy… d´iaseguro que vos te perdís por un par de… meses…

-¡Ahhh… Padre… Entonce… el adelanto es muy güeno, ¿nooo?

-¡Así es! Pero si caye en tus manos… ¡hechura pagada, mano quebrada! Mejor, cuando vos lo terminís…

-¿Y pa´los materiales? Por lo menos… un tantito…

-¡Nones…! Solo te gua dar algo… y cuando veya que avanzays en el fundido de…

-¡Aquí el único fundido gua ser yo! Mejor te lo lleváis a´utro taller… de Los Canachos, por ejemplo, en San Lázaro… también son güenos… ¡Comigo no contáis pa´nada! Así, que… Diosito me lo acompañe, padrecito…

Y amargado y resuelto abandonó la Sacristía y raudo se alejó danto trancos llenos de furia y decepción, mientras se iba santiguando al pasar delante de cada santo metido en su hornacina.

Pasarían unas cuantas semanas y ninguno de ambos se daba por vencido en su propuesta; en cambio desde el Cabildo llegaban continuas exigencias hacia el reverendo, quien después de mucho meditarlo se hizo presente otra vez en el taller:

-¡Hola Juan de Dios; digo, maestro de maestros, Juan de Dios, ¿Decíme… cuándo podís empezar con las alitas?

-¡Guen diya nos dé Dios, padrecito! Ahhh… ¿de eso? Cuando me cayga mi alita en monedas contantes y sonantes…

-¡Justo… te trayiu una seña!

-¡No quiero una seña! ¡Yo quiero un adelanto… y si vos querís, te firmo un contrato… padrecito!

-¡Los papeles se los lleva el viento! Prefiero tu palabra de hombre y güen cristiano

-¡Ya pueee… soy todo oyidos! ¿De cuánto estamos hablando?

-De diez libras de diez soles cada una…

-¡Es muy poco… que seyan veinte libras y… aurita mismo empiezo con las alas…!

-¡Aquí, vos tenís las veinte… pero quiero verte empezar la tareya…!

-¡Tengo que volar pa´comprar el material y conseguir otra mula pa´trayerlo…!

Y de aquel magnifico artesano no se supo nunca más; parece que al pajarito le creció alas y voló para siempre. Solo después de un año se supo en la ciudad que el Tuturutu se hallaba preso en la Cárcel de Arequipa.  (Continuará)

AREQUIPEÑISMOS: basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz

Alita: parte de un pago; estímulo monetario

Botarme: apearme, bajarme

Golver: por volver

Libra: cheque equivalente a diez soles de oro

Lomo: espalda

Mirusté: mírelo, vea usted

Oyidos: por oídos

Sé: por sed o necesidad de agua

Tacpiando: caminando con dificultad, tanto por los zapatos, como por el sendero

Tamballaba: por tambaleaba

Torocma: cabeza, mente

Trompo cuca: trompo saltarín

Vido: visto

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