No bien me disperté tuito asustau, quise darme una güeltita p´acomodarme un tantito más en mi destartalau catre de palos, per´uel gran ruido qu´esescapó dende abajo, me pareciba que tuito s´estaba rompiendo y que luego, luego, me veniya al suelo vestiu con mis ropas del diya anterior, tuaviya seguiya sudando pisco y no tuve otra que botarme d´iaquel mi nidito y tratar de pararme y dispertarme d´iadeveras.
Mas, apenas hice un esjuerzo pa´pensar,
la torocma empezó a darme güeltas y más güeltas y ya pareciba un trompo cuca, no
podiya abrir los ojos con claridá y sentiya que tuitas las paderes del cuarto
se me veniyan encima; hasta me quise agachar pa´que no me cayga alguna d´ellas
en el lomo. Tacpiando como s´iestuviera saltando d´iun bordo a otro, me tamballaba
para salir del dormitorio y poder llegar hasta el taller, pue algo de deciya
que juese hasta allí, porque algo m´estaba esperando “con los brazos abiertos”
y allí me dirigiya…
-¡Si pueee… aquí está este
soldau de miéchica… N´ueran mis sueños ni mis pesadillas d´ianoche… No podiya
creyerlo… Estaba más friyo que nunca y por Dios que aurita pesaba como cinco
arrobas, pues traté de voltiarlo, y´estaba panza abajo y queriya verle la cara…
Sus rasgos eran muy finos y casi pareciban d´iuna mujer… Pero todo lo demás era
de varón… a pesar de su pequeña faldita. Quise sacar una gesto socarrón y me
prendió un dolor en la torocma que me partiya hast´el alma. D´iaseguro que me
l´uan trayido pa´pegarle sus alas -Me dije-.
Cogí una larga y pesada barreta,
la metí por un costau y la trompeta era el problema, no me dejaba voltiarlo;
luego, la metí por el otro lau y la cosa se hizo más fácil. Aura sí que podiya
verlo d´iacompleto: era toda una obra fina… Pero… ¿y sus alas? Mejor me zampo
un jarro de leche ricién sacau de la teta… porque esta inaguantable sé me
devora y me voy and´el tata cura; él debe saber pa´que me l´uan dejau.
-¡Güen diya, padrecito…! ¡D´iaseguro
que vos sabís pa´qué m´ian dejau ese soldau de metal en mi taller!
-¡Vesto peee…! ¡Mirustéee
quién m´iacayiu por esta casa del Señor! Decímeee…¿y´astáis güeno y sano?
Porqu´iace tres diyas que no se t´encuentra por tu taller… ¡D´iaseguro que vos
me vais a decir qu´ias estau trabajando… ¿Nooo?... Güeno, güeno… allá vos y tus
tragos… Sí pueee… viñeron del Cabildo… y´en una mula, tres muchachos tuvieron
que bajarlo a pulso y lo dejaron en tu taller…
-¿Y no sabe qu´es lo que
quieren que l´iaga? Porque según lo que vido… se trata de un ángel o será d´iun
arcágel… ¿nooo, padrecito?
-¡Sí, pueee! Y como vos sois
el mejor artesano que domina… entre otras cosas…la forja de metales… Te l´uan
trayiu pa´que le pongáis sus alitas y le dis una mejor presensha celestial…
Com´ues un habitante de los cielos… el diya que deje de tocar su trompeta debe
golver al shelo pa´… tocarle al Tatito Dios sus mejores melodiyas… ¿No te parece?
-Güeno… güeno, padrecito…
está güeno… ¿Padre… y no m´ian dejau un adelantito? Porque está güeno
d´encargos… pero, pero…trabajo es trabajo… y´este, requiere de mucha pasensha y
tareyas mil… es d´iun bronce muy espeshal…¿Y d´iande pecata mía?
-¡Bandiu… conque latinajos… a
míii..! Sí, pueee... m´ian dejau una seña muy güena… pero si te la doy…
d´iaseguro que vos te perdís por un par de… meses…
-¡Ahhh… Padre… Entonce… el
adelanto es muy güeno, ¿nooo?
-¡Así es! Pero si caye en tus
manos… ¡hechura pagada, mano quebrada! Mejor, cuando vos lo terminís…
-¿Y pa´los materiales? Por
lo menos… un tantito…
-¡Nones…! Solo te gua dar algo…
y cuando veya que avanzays en el fundido de…
-¡Aquí el único fundido gua
ser yo! Mejor te lo lleváis a´utro taller… de Los Canachos, por ejemplo, en San
Lázaro… también son güenos… ¡Comigo no contáis pa´nada! Así, que… Diosito me lo
acompañe, padrecito…
Y amargado y resuelto abandonó la
Sacristía y raudo se alejó danto trancos llenos de furia y decepción, mientras
se iba santiguando al pasar delante de cada santo metido en su hornacina.
Pasarían unas cuantas semanas y
ninguno de ambos se daba por vencido en su propuesta; en cambio desde el Cabildo
llegaban continuas exigencias hacia el reverendo, quien después de mucho meditarlo
se hizo presente otra vez en el taller:
-¡Hola Juan de Dios; digo,
maestro de maestros, Juan de Dios, ¿Decíme… cuándo podís empezar con las
alitas?
-¡Guen diya nos dé Dios,
padrecito! Ahhh… ¿de eso? Cuando me cayga mi alita en monedas contantes y
sonantes…
-¡Justo… te trayiu una seña!
-¡No quiero una seña! ¡Yo
quiero un adelanto… y si vos querís, te firmo un contrato… padrecito!
-¡Los papeles se los lleva el
viento! Prefiero tu palabra de hombre y güen cristiano
-¡Ya pueee… soy todo
oyidos! ¿De cuánto estamos hablando?
-De diez libras de diez soles
cada una…
-¡Es muy poco… que seyan
veinte libras y… aurita mismo empiezo con las alas…!
-¡Aquí, vos tenís las veinte…
pero quiero verte empezar la tareya…!
-¡Tengo que volar pa´comprar
el material y conseguir otra mula pa´trayerlo…!
Y de aquel magnifico artesano no
se supo nunca más; parece que al pajarito le creció alas y voló para siempre.
Solo después de un año se supo en la ciudad que el Tuturutu se hallaba preso en
la Cárcel de Arequipa. (Continuará)
AREQUIPEÑISMOS: basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo.
Carpio Muñoz
Alita: parte de un pago; estímulo monetario
Botarme: apearme, bajarme
Golver: por volver
Libra: cheque equivalente a diez soles de oro
Lomo: espalda
Mirusté: mírelo, vea usted
Oyidos: por oídos
Sé: por sed o necesidad de agua
Tacpiando: caminando con dificultad, tanto por los zapatos, como por el
sendero
Tamballaba: por tambaleaba
Torocma: cabeza, mente
Trompo cuca: trompo saltarín
Vido: visto
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