“Que todos estamos locos”, siempre ha parecido constituirse una locura, pues desde las primeras luces del Edén -en sus primeros mil milloncitos de años- y desde la primera copia hecha por el Tata Lindo al tun tun (a su imagen y semejanza), ya que no contaba con su compu ni impresora en HD y, conforme a lo que reza en los rollos de papiro descubiertos en las chombas del Río Sumbay (Cabeceras de Camanyú), en dicho Génesis 1:27, Eloim, (Dios, javé, Yahweh o Alá), durante seis días seguidos, había estado dale que dale, tratando de crear algo nunca visto en el universo, hasta que se propuso poblar la Tierra de animales y, en el último día creó al peor de todos, porque realmente estaba cansado. Posteriormente, viendo que su animalito andaba queriéndose pegar sus escapadas al Infierno, pues no tenía pareja y continuamente se le caía la baba mirando al mono y su mona pegaditos; le saco una costilla a su prototipo de bestia y le hizo su varona, sin presagiar siquiera que aquella sería su mayor dolor de cabeza.
Desde el saque, ella, según los chismes más suaves referidos por su
comadre doña Sierpe, recién supo que estaba gorda; que la papada se le caía, la
huata necesitaba una carretilla doble y, lo peor, le pesaba tener al único mono
más vago y flojo del mundo por compañero:
-¡Amado y respetado compañero de covacha, escúchame! En repetidas
oportunidades, ya le hice saber a nuestro Tata Lindo que todo el santo día te
la pasas chupando jugo de uva añejado con tu choche, el borracho Kingkong, amén
de estar haciéndole cariñitos a su Chita en la colita; que, además, odias
bañarte una vez cada siglo y prefieres dormir entre las patas de mi comadre.
Pero como tú eres su máxima creación de arte surrealista, no te dice ni pío;
pero Él no sabe con quién se ha metido. Mañana mismo me quejo a su mamá, aunque
no la conozco, yo sé que por iniciar una causa femenina me va a dar todo su
apoyo…
Pero Javé, quien estaba en todas, le tiró dedo, la llamó al toque y le
dijo:
-¡Eva, ¿por qué me eva…des?! ¿Cuál es tu cau cau?
-¡Señor, y Padre mío! Yo sé que vos sois omnipotente, veraz y justo,
¿por qué le has dado mayor perfección al varón? A pesar de ser su costilla y
que debería tenerme a su lado permanentemente… prefiere estar con esa mona de
porquería, perdón, por lo de mona; o acariciando el lomo de mi comadre, que
aparte de arrastrarse a sus pies, se le insinúa hasta moverle la cintura; ¿pero,
conmigo, ni michi? ¿Por qué no me vistes a la moda… con solo una parra todo todos
estos siglos? Además, con tres hijos encima, estoy hecha una vaca; tal vez…
-¡Stop! Para, para; ¡mujer! Que suficiente tengo con las disputas
entre los machos de las diversas especies, ahora que entramos a la primavera y
todavía, los muy bestias, tienen algunas equivocaciones de hembras; mientras
los machos están felices y solo con decir lo siento, pasan de un error a otro;
no así entre las hembras, pues solo algunas terminan enteras y en buenas
condiciones: ¡esto es para salir loco, Dios mío!
-Pero… Padre mío, ¿en cuanto a mi puerco y mi vestido? Estoy cansada
de la hojita del siglo…
-¡Eva, por Dios, que me estáis volviendo loco!
Sin embargo, para celebrar el Día de la Salud Mental, y sabiendo que aquí
nos sobran los casos demenciales (y
permanentes), el Alto Colegio de Salud Mental, (ACOSAME, por sus siglas
en Characatvs Lingüae), ante creciente pendemia, hemos aprobado dos soluciones
con carácter de cumplimiento absoluto: a) Que se ponga una gran muralla de
sillar (mejor que la Muralla China), a esta Tierra Santa, porque aquí todo el
mundo se le está cruzando los chicotes al
declararse émulos de Juana la Loca o Napoleón, dizque, por efectos de las
mascarillas que no permiten ni reconocer a nuestros familiares más íntimos y
confundir a las vecinas con nuestras primas; b) Exportar a los miles de
especialistas, entre psiquiatros, psicolocos, sociolocos y cuches, digo,
coaches; para paliar su absoluto mutismo profesional y así, atenuar nuestra descontrolada
afición al puénting diario desde el escogido Puente Chilina; tanto como la construcción
de inútiles monumentos ciclópeos; así como la cochinada compulsiva de no creer
en las vacunas chinas o todo lo relacionado con la China (sin alusiones a la
que te jedi), apareciendo cada día más imbéciles covidiotas.
Por todo ello, a los demás países vecinos les ofrecemos por un año (si
gustan, de por vida), los diez mil loqueros y el doble de sicolocos locales, a
fin de poder atender a sus poblaciones afectadas; porque, valgan verdades,
aquí, nos están sobrando los casos demenciales y son de tanta gravedad y
permanencia que ya no tenemos visos de cura alguna; salvo que se declare
ingreso libre al Manicomio Moisés Heresi.
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