Dende que teng´uso de razón
sabiya qu´esa ccora, güenamoza de pies a cabeza, seriya pa´mí. Si mal no
m´iacuerdo, y´era el tiempo pa´golver d´iadenuevo a l´ecuelita de l´Antiquilla.
Así que, dende mi casa, cerquita a la liña del tren y´a las Tres Cequias,
habiya que salir una media hora antes, chapar mi blanco bolsón hecho de tocuyo,
con esa tela que veniya en las talegas d´iarina y mi mamitay era l´encargada de
cortarla y coserla; mi tiya Dominga, se encargariya de coserle el botón al bolsillo
d´iadelante, donde se poniyan tuitos los lápices y´aquel pobre borrador -gastau
d´iun solo lau- y lo teniya qu´estar raspa que raspa soure una piedra filuda
pa´que shempre esté blanquito y listo pa´la faina.
En cambio, el bolsón de mi ccora linda, tamién estaba hecho
de la mismita tela pero, pa´distinguirse, habiya que bordarle unas
florcitas pa´que se veya muy bonito y apropiau pa´una chica. Lo sherto era que
junto con mi primo Sagúl, los tres, cada mañana; los tres teníyamos que tacpiar
duro, dar una güelta en l´esquina de mi casa y luego, luego, meterle pata y
mucho mollero cada diya, pa´no llegar atrasaus.
También habiya catiau que, el muy
zamarro de mi primo, el que me llevaba dos años, cada vez rebuscaba la mano de
m´iermosa Lucecita. Entoce, se me chipaba tuita la cólera en mi torocma,
d´iaseguro que me poniya más colorau qu´iun tomate, pero, al momentito, su
blanca sonrisa y su dulce mirada m´iaciya golver a mi tranquilidá.
-¡Pancho, y´emos llegau al
Mercado de l´Antiquilla! Ya sabes, seguís derechito por la vedera y justo vais
a dar a tu escuela.
-¡Claro, pueee… si shempre
hacemos lo mismo! Aura, vos vais a dejarla a su escuelita, más abajito, en el
Beyaterio… Pa´luego, luego, vos te vais a tu colegio... No te apriocupís, qu´ia
la salida, yo mesmito, voy a recogerla, pa´yirnos juntitos hasta la casa.
Tuita la mañana, metiu en mi
carpeta, yo queriba atender d´iadeveras las lesiones del profe, pro esta ccora
s´iabiya metiu has´el jondo de mi corazón y no sabiya cómo sacarmeláaa.
-A ver… Francisco Barreda, decime…
¿quién fundó Arequipa y cuándo fue eso…? A ver… Barreda… a vos t´estoy preguntando…
¿Qué me respondes?
-¿Qué? ¿Cómo dice, señor
profesor… Guillermo… Mercado? ¡Repítameee la pregunta, por favor…!
-¿Creo que esa cabecita no
está por estos lares? Todavía sigue durmiendo en la casa, ¿nooo?
-¡No, señor profesor, usté
tiene que aclararme la pregunta!
-¡La pregunta ha sido clara y
bien formulada, alumno Francisco Barreda…
-¡No creo, así; señor
profesor! Creyó que deberiya aclarar… qué fundashón, la incaica o la española…
-¡Tiene mucha razón, alumno
Barreda! Solo quería ver si estaba atento… cómo parece un poco distraído…
-S´ie poniu atenshón a tuita
su clase, señor profesor…
-¡Ya sé que sois un buen
alumno, Panchito! Pero, de un tiempo a esta parte… como que andas un tantito
distraído…
-Solo le parece… señor
profesor Mercado… Yo sigo shempre sus sabios consejos y me va bien…
Y me hizo tomar asiento, pero yo
notaba que, de rato en rato, me pegaba una huaspiada d´esas qu´ia vos te chapan
pensando en las moscas; pero en mi caso, no podiya dejar de pensar n´iún ratito
en esos ojazos verdes que me teniyan asumagau y por primera vez, mi mente se
quedó chipada en su boquita… en esos labios tan rojitos… D´iaseguro que si le
daba un beso, con eso seriya sufishente pa´segurarla y nunca se vaya con mi
primo… Y suspiraba hasta qu´el pecho pareciba que se´miba a reventar.
Tuito ese tiempo, sentau en mi
carpetita, pasó c´omún lijerillo y no sentí n´iel recreyo. Pero apenas salimos,
com´una bandada de cahuanchas espantadas, yo me jui directamente volando
co´muel viento hasta el Beyaterio pa´chaparla de la mano y yirnos solos y
juntitos por la Calle Nueva y luego, luego voltiar a la calle Chullo y derechito,
felices, charlar de nuestras cosas o mirarnos calladitos, como si jueramos
mudos, porque n´uera necesario decir palabra alguna; nuestros ojos lo deciyan
tuito lo qu´iabiyamos guardau dende la mañana.
Llegamos al molino de junt´aul
puente que cruzaba la lloclla y y´estavamos cerquita a las casas de Chullo. Y´empezamos
a charlar animosamente; ella, por la vederita de sillar y yo por la pista de
tierra, patiando, de rato en rato, las tojras encontradas. Seguimos avanzando
hasta llegar a las Tres Acequias y ambos sabiyamos que solo faltaba un tantito
pa´llegar a nuestras casas. Redepente, antitos de llegar a l´esquina, truje
tuitas mis juerzas, pegué un jondo suspiro, mirando sus lindos ojitos verdes, se
m´escapó de la boca:
-Lucecita, eres la chica
más linda de todas… Me gustariya ser tu…
Al istante, se golvió más
coloradita que nunca y el verde de sus ojos me queriya matar… Las patas se me
doblaban, pero dentro de mí, habiya plantau un´estaca an´desperaba recebir tuita
la felicidá del mundo…
-¿Benito, no te parece que semos
muy ccoros pa pensar en esas cosas?
-¿Creís que debemos esperar?
¿Cuánto?
-¡No lo sé! Tal vez… un
tantito más… aunque…
-¡N´uimporta, yo t´espero
cuanto seya!
Bajó la vista y se jue tuaviya
más coloradita, como esperando otra respuesta.
¡Le debiu decir qu´ella seriya mi
novia dend´este mismo momentito, sin que s´enteren los demás! Pero…
Ya estando en mi cama, pensaba y
repensaba lo que habiya hecho y me dije -¡Que cojudo! A joderse… ¡Benecho!
AREQUIPEÑISMOS:
basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz
Antiquilla:
topónimo. Nombre de un lugar tradicional ubicado en el Distrito de Yanahuara
Antitos: dim. de
antes
Benecho: Apóc. de
bien hecho
Cahuanchita:
tortolita, palomita silvestre
Catiar: atisbar; fisgonear,
acechar
Ccora (o): pequeña(o),
infante, chiquillo
Chipar: trepar,
colgarse
Dende: desde
Faina: faena, tarea
Golver: volver
Huaspiada: mirada
momentánea; mirar de reojo
Lau: lado
Las Tres Acequias:
topónimo, nombre asignado al lugar donde confluían tres pequeñas corrientes de
agua
Lijerillo: cernícalo
Liña: línea
Redepente: de repente
Semos: somos
Soure: sobre
Tacpiar: caminar;
hacerlo con cierta dificultad por los bordes de las chacras
Tojra o tocra: trozo
de tierra solidificada
Torocma: cabeza,
mente
Vedera: vereda,
acera
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