Como bien sabemos, en este primer
cuarto del SXXI, sin querer, nos hemos resignado a declararnos en permanente
estado de total austeridad; es decir, que la cosa viene en camino de convertirnos
en la sucursal de la esquelética y desfalleciente Biafra; inclusive, en el colmo
de esta economía de guerra, ha llegado hasta hacernos vivir haciendo los
mayores ahorros en nuestra cotidiana escritura; de una parte, impuestos por el
imperante e imprescindible avance tecnológico, cuyo mayor exponente de su desarrollo
resulta ser el popular aparatito de miércoles denominado celu o cel; y de la
otra, por la necesidad de espacio en su pequeña pantallita, así como del corto
tiempo que dispone la hechura de cada mensaje y que traducido en $ resulta mortalmente
asesino para nuestro vacío bolsillo; además, por la urgente velocidad que exigen
nuestras comunicaciones; creando una serie de reducciones, simbologías,
códigos; acrónimos o simples abreviaturas que facilitan el intercambio de
mensajes entre una sociedad cada vez más metida en operaciones casi volátiles,
más aceleradas o más urgidas de cumplir masivamente con la evolución incesante
que requiere de una gran fuerza tan viva y tan rica como es la lengua en su
mejor uso: los chismes.
A tal punto que, sin duda alguna,
hace tan solo unos segundos, también te has recurseado usando en tus chats expresiones
tan disímiles como; gcs, pfv, ctm, hdp, o simplemente HP, tan solo para hacer los
necesarios ahorros, porque conocemos de tu moral a prueba de “malas”cochinadas;
Sin embargo, de pronto habrás apreciado que en tu pantallita se estaban
disparando como una tos convulsiva y en respuesta casera al COVID-19, aparecía constantemente
este signo: HP, digo, PH. Pero, poco a poco, cuando las redes sociales lo
empezaron a señalar como un perfecto desconocido PH, hasta tú, my dear broda,
caíste redondo en la duda grandísima de: “¿Será que el COVID-19 está afectando
nuestro pH? Y, al toque, dedujiste que dicha cuestión estaba referida al grado
de acidez o alcalinidad de nuestro oxígeno en relación con este mortal mensaje
enviado desde Wuham… ¿o nooo?
Pero en lo que va de estas urgentes
vacaciones, ha llamado masivamente nuestra atención la desmedida compra, saqueo
y asalto del usado PH; hasta esconderlo en su forma más simple de llamarlo
papel higiénico. Why? Porque todos los infectados imaginarios, los metetes de
siempre y las hordas de desadaptados (80.999% del populorum) estuvieron
haciendo su colita en tiendas, bodegas, mercados y moles desde las 2 de la
mañana para, en un segundo, por simple imitación, e invadir los estantes y
barrer con toda la existencia de este humilde servidor del poto y que hoy sigue
limpiando oscuros lugares, bajos pero respetados, sobre todo en el caso de mi
prima que, el solo mencionarlo, es cosa muy seria.
Bueno, a raíz de esta pandemia
del Coronavirus que nos está recluyendo (algunos) en nuestros hatos, la
comunicación virtual se está multiplicado tanto como la antipática y mortal neumonía
china. Mientras tanto, en estos primeros días de prisión preventiva (para estar
a tono con la reclusión de nuestros infectados gobernantes), metidos en este
Estado de Emergencia, solo nos queda: muy solapas, calladitos y por la sombrita,
podemos ir al baño para revisarnos las orejas y comprobar, una y mil veces, que
todavía no están puntiagudas, que nuestros caninos no se han disparado fuera de
las fauces; tampoco, que en nuestras axilas haya vestigios de alitas o que para
el almuerzo nos cambien la dieta porque ahora preferimos chupar dos litros de
sangre de cualquier bestia, pero bien tibiecita.
-¡Choche, ¿y qué explicación
puede caber para este fenómeno de asalto, saqueo y desaparición?
-¡Miedo a lo desconocido! Al
imaginar… ¡Volvernos pronto en… ¡la
Nueva Perugia!
-¡Pero… ¿aquello del PH?
-¡Ahhh… nooo… No creo que
solo sea un anticipo de buena higiene… para que el virus nos coja limpios y
confesados… Más sí creo que el populorum está recontra temeroso, inclusive
hasta entrado en un pánico escalofriante y posiblemente en shock; convencido que la cosa viene por su abajo…!
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