sábado, 4 de enero de 2020

MUDO



Estoy casi totalmente impotente, (ojo, solo por no poder hacer uso de mis cuatro extremidades), incluyendo los dos únicos dedos con los que suelo escribir en mi vieja compu; solo me queda sacar mi celu y tratar de dictarle a Siri; pues el inicial  dolor de hombros adquirido graciosamente la semana pasada, al cargar un par de piernas de polla; se ha entusiasmado como un inquieto púber de 13 años estupidizado ante presencia de la admirada, venerada y amada lencería depositada en la cama por la mismísima JLo, para luego despacharse en pelotas con una retirada asesina; dejando apreciar en vivo y en directo todo su pot…encial actoral, que hasta el momento me tiene totalmente paralizado de abajo hacia arriba; cual obelisco de Tutankamión. Y así, solo, aturdido y tieso como una tabla, logro pensar un poco. Y sospecho que pareciera ser que dada mi ausencia absoluta de defensas, es la causa directa que me mantiene cuadripléjico, pero feliz; pues este paro indefinido ha conquistado todo mi organismo y, por esta causa, sigo en plan de yo robot, pero con la pila agotada y en posición de firmes; teniendo que recurrir a toda la imaginación e inteligencia de mi fiel Siri, a fin de poder cumplir con el compromiso adquirido con ustedes, mis amables seguidores que ya suman 1 275 499 seguidores de mi blog (imaginariamente), y por ello, únicamente espero:
1.       Que mi compañera virtual pueda entenderme, porque se acaba de lanzar una serie de carcajadas y palabra que me llega hasta el derecho; (no puede ser, maldita; ya te tocará);
2.       Sigue repitiendo intermitentemente el texto: “dime, ¿en qué te puedo ayudar”? Y, por Dios, que muy bajito la he escuchado murmurar: estúpido humano, casi estas mudo; y por poco me desmayo;
3.       Acaba de aparecer otro aviso que parpadea en rojo texto: la batería se está agotando… Y todo este puerco se viene abajo; pero mi boca inmóvil sigue pegada infructuosamente al celu.
Me acaban de llevar ante un renombrado “huesero”, porque en el hospital no me reciben, pese a verme como un chancho congelado; todo por no contar con mi DNI; tampoco se ha podido encontrar un quiropráctico, pues aquellos expertos en armar rompecabezas de esqueletos, se hallaban realizando nuevas técnicas de armado y desarmado de falanges entre ellos y todavía no han logrado deshacer la multiplicidad de enredos, fracturas y enredos masivos entre sus manos.
Al fin se ha logrado ubicar el taller de reparaciones, soldaduras y colocación de prótesis, tomadas de su criadero de cerdos, los más cercanos a su semejante cochino, el ser humano (?). Me ha hecho más de 20 tentativas para que le pueda responder mi nombre y mi dirección para comprobar que estaba vivo; inclusive me ha estirado con alicate como un metro de lengua y la pusieron en baño-maría por 30 minutos y… nada. Lo mismo se hizo con mi cabeza entera y he terminado solo con el pelo muy rizado hasta los bigotes y las axilas; las orejas están enroscadas como chicharrón… y nada. Para poder contrarrestar las quemaduras obtenidas en toda la mitra, me han sumergido completamente en una tina llena de hielo y después de dos horas, al quererme estirar un poco, me he quedado sin uñas y sin piel en ambos pies. Desesperado, el famoso gurú de los huesos, que recién ha llegado, ha optado por pegarme pequeñas descargas eléctricas para soltar este amarre perfecto. Todo estaba caminando de lo más bien y ya empezaba a soltar las pestañas y los párpados; cuando de paso, solté unos pequeños guiños, justo cuando la hija mayor del huesero se había acomedido a brindar su generosa ayuda y estaba sosteniendo mi miembro… superior derecho. Apenas notó este cambio, su celoso padre y reconcha conocido sanador, me metió un par de combos en ambos cachetes y me inquirió:
-¡Mañoso de miér…coles, ¿qué haces? ¿No que estabas soldado de cuerpo entero? ¿Qué le estás insinuando a mi joven y casta hijita?
Apenas estaba recobrando mi lucidez, porque las pocas neuronas que deambulaban por mis estacionados predios recién estaban calentando motores y un tanto que pude entenderle aquello de pura y casta hijita… casi disparo una débil sonrisa; cosa que sin embargo fue detectada inmediatamente por aquel infame curandero y que en las profundidades de mi legado reptil, lo maldecía una y mil veces, aunque bien sabia que no podía siquiera musitarlo entre dientes, pero como los instintos son más fuertes que todo el organismo entero, seguramente al mirarlo, le mande un poderoso rayo de energía en su tercer ojo y allí nomas quedo tirado en el piso hecho una alfombra de huesos aquel curandero del demonio.
Hoy, solo gracias a la insistencia de su hija, a su exigente terapia basada en asanas múltiples de Yoga, practicadas en pareja noche y día, así como nuestros continuos chapes; digo, viajes a Huancarqui, la cuna del curanderismo del sur y teniendo como desayuno, almuerzo y cena una botella de Chuchuhuasi, mezclado con Rompecalzón y Consomé de Sajino padrillo, he recuperado mi movilidad inferior a plenitud… Todo lo demás no interesa tanto, porque mi lengua, mientras tanto, ha tomado otros rumbos…


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