Esta vez el pobre flaco,
realmente estaba más ´angostinelli´ que nunca y hasta su chaplín de “Viento”
resultaba sobrante dada la enclenque figura que llevaba a cuestas su esmirriada
percha; además su 1.80cm lo hacía ver como un triste espectro que apenas se
arrastraba empujado por la brisa que, muy débil asomaba de rato en rato por las
largas y escuetas callejuelas del barrio. Regresaba cabizbajo, con las manos
metidas en los vacíos bolsillos, después de haber concurrido por décima vez al
sanatorio; donde pacientemente esperaba día tras día encontrar alguna cura que
le devuelva el vigor de años pasados; pero, por sobre todo, el jale que tenía
con las hembriches, donde resultaba todo un “Hombre Araña” y no tanto por
trepador o su cuerpo bien trabajado, si no, por la efectividad de sus chapes y
el cumplimiento a forro de sus faenas, que lo habían hecho tan famoso y buscado
por las falditas (de todo tipo, tamaño y edad) y que, al mismo tiempo,
despertaba la envidia de todos nosotros, sus causas, sus choches.
-Y Viento, ¿Qué te han recetado
los médicos esta vez? Porque ¿te han visto, nooo?
-El médico deportólogo me ha
recomendado hacer transferencia a Psiquiatría, gastro, neuro, angio, endocrino,
hemato, nutrio y todas las malditas gías… que ya ni me las acuerdo todas.
-¿En ese orden? Porque… de
repente… me muerdes y ¡no estoy vacunado, cuñau!
-¡No jodas! En verdad que estoy
hecho una reverenda mermelada… por tanto subir y montar, subir y montar… pero
con las plaquetas que me metieron el año pasado creí recuperarme un poco y pude
volver a la carga y solo me soplaba un parcito…
-¿De chapes?
-¡No, como las comidas: dos en la
mañana, dos en el medio día y dos en la noche; pero cuando…
-¡Oye, won! ¿Y no pensaste en la
recaída?
-¡Sí, pues, volví a estar peor,
como un desfalleciente perro flaco y tuvieron que colocarme tres sesiones de
plaquetas, con una dieta súper especial… muy cargada con nutrientes, golpes
vitamínicos y mucha verdura. Me recuperé nuevamente… y nuevamente volví a la
carga… y esta vez sí fue la cag... No pude levantarme de la cama. Me internaron
y me colocaron cinco sesiones más con ozonoterapia, no sé por qué, pero allí
estuvo postrado este remedo de hombre y… choche, espera a que tome asien, to,
que ya no me queda ni aliento para seguir con la charla.
-Bueno, Viento, choche mío; ¿qué
vas a hacer, a dónde vas, qué necesitas…
-Tengo una última opción, el
médico, que ya se hizo mi choche, dice que tiene la solución en sus manos… pero
está en proceso experimental…
-¿Y en qué consiste?
-¡Hormonas!... Colocación de
testosterona en baldes –dada mi situación de absoluta carencia- y además
necesito un urgente trasplante….
-¿Trasplante de qué, Vientito? No
me vas a decir de…
-Sí, lo has adivinado. ¡Necesito
cambiar por otras glándulas sexuales o… huevos!
-¿De gallina o de paloma? Por el
porte, digo…
-De chancho, mono o de un donador
amigo. ¡Lo cierto es que lo necesito ahora mismo!… ya sea de perro o de
caballo… aunque… de un buen burro…no me vendría mal. Solo que hasta la fecha no
han encontrado solución para la etapa final de la prueba: pues, si es verdad,
recuperas totalmente tu virilidad, que vuelves a tener mucha fuerza muscular,
que adquieres gran lucidez y ganas de vivir; solo que finalmente, después de un
año, estás pidiendo a gritos que te coloquen progesterona por litros; ya que
tus feromonas están atrayendo machos a dos cuadras de distancia… será para
conseguir el equilibrio corporal ¿nooo?
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