Todo en esta
vida es el resultado de saber escoger, sobre todo tratándose de la media
naranja o el medio limón que te toque elegir… por sabia decisión materna (sin
discusión, al respecto) y no como se cree, responde a los designios del más
allá; menos, tú inteligente lecturador; pues bien sabes que en el medio, y solo
por una cuestión de costumbre, cuando en estos pagos tratas de jugar a la
maldita ruleta rusa, obligatoriamente la pistola debe estar cargada con todas
sus balas más unas cuantas de repuesto; y saber, que a la hora del disparo
antes oprimir el gatillo ya estás muerto, designado o escogido.
-O sea… inge, aquello de
saber optar…
-¡Es un blef! (bluff).
Venga el caso: si alguien quiere elegir madre… solo una damita tiene la
exclusividad de tenerte y parirte; mas, si quieres elegir otro padre… ni en
quinientos años; y no porque vivamos en cerrado matriarcado, sino, porque nuestra
naturaleza es la única que sabe determinar… en previsión de adoptar un desconocido
hijo de la guayaba; y lo peor, sin poder precisar cuál fue la madre escogida…
aunque, dicho sea de paso, también los hay bastarditos… y a patadas.
-Asimismo, en el
caso de los estudios, esto mismo sucede desde el querer escoger; aunque esto es más escalofriante;
si quieres para tu hijo un kínder de 6 estrellas, con movilidad propia, seis
idiomas, más profesoras extranjeras y que, para costear ello, tengas que
pasarte la vida juntando, uno por uno, los 100 mil cocos para pagar el derechos
de ingreso… Pues, ya sabes que tienes que coger una pistola antes de la
inscripción –con 5 años de anticipación- y estar listo para recibir un NO ES
POSIBLE, porque después de un informe pormenorizado a la INTERPOL, te juran que:
-Sus abuelitos del niño postulante son medio católicos y no han recibido la
confirmación; por ello, no puede postular- ; además, ellos se quedarán con el
100% de los cocos para cubrir los altos
costos del trámite administrativo y la serie de exámenes programados. Caso contrario,
y si por casualidad apareces en The Black List de la cuna-jardín, tú supones
que tus 100,000 sangrantes cocos verdes fueron suficientes… pero nones, tienes
que doblar el monto inicial, y para ello: trabajar como dos burros en uno, vender
tu carro e hipotecar tu casa… pero eso es lo de menos, pues pasan seis meses y
la policía fiscal infaltablemente te va a hacer una visita muy cordial que
incluye 10 tombos con 20 marrocas, y solo por medida de precaución…
-Si se trata de
tu trabajo… aquel muy solapa que vienes siguiendo –como dice el vals- pasito a
paso, desde que ingresaste a la Intendencia Nacional de Recuperaciones y viste
aquella flaca apoltronada en su escritorio, con las piernas cruzadas y con la
mini a la altura del ombligo, dijiste: -Esta es mía. Efectivamente, fue
enteramente tuya: tu especial jefa (especial, por lo espesa), quien debajo de
esa carita de ángel (por eso creíste elegirla), se agachó y le viste hasta su consciencia.
Te quedaste helado y ella, inmediatamente dispuso: -A este flaco me lo trago
entero. Y así ocurrió. Cinco años han pasado y cada que vas a pedirle un
aumento, al día siguiente te llevan el doble de documentos y… vuelves a su
oficina todo desquiciado, pero apenas ingresas, cruza sus piernotas, prepara
una sonrisa de oreja a oreja y te pega un par de pestañazos que te causan
terremotos a nivel libido… y muerto el cholo. ¿Acaso supiste elegir semejante
material? Never, jamás. Ella ya supo de tus maliciosas intenciones desde que se
te salieron los ojos para clavarse en su feroz delantera en plena entrevista… y
se jodió el cholo.
-En cuanto a la
escogencia de tu labor, trabajo, ocupación u oficio por venir (?), si todavía
sigues creyendo que solo depende de tus calificativos, notas o certificados a
presentar y que ellos constituyen los hechos más significativos para hacer tuya
tal o cual vacante, tendrás que seguir esperando, pero sentado. Hoy más que
nunca, la cobertura de una plaza vacante es como el derrier de JLo: todo el
planeta lo desea, nadie sabe cómo está, así de bueno; pero todo el mundo se
cree con derecho a tenerlo porque es su macho (en sueños) y queremos chapar al
de la vecina; es decir, el cargo que tiene la vecina en nuestra oficina.
Inclusive, muchas veces, teniendo la seguridad de contar con los tarjetazos y
más altas recomendaciones, la chamba resulta esquiva y solo queda decir: -Era
muy poca cosa para mis aspiraciones; así que tuve que decirles, búsquense otro
profesional de menor rango y baja capacidad.
-Pero, aquello que resulta realmente
inadmisible para un pobre mortal es, sin lugar a dudas, aquello de ayudar a escoger
la ropa de una mujer. Desde la simple pregunta para ir “de shopping”:
-Hijita,…
-¡…! ¿A qué se debe este
inusual tratamiento? ¿Qué es lo que deseas? De cuando aquí eso de…hijita ¿Qué
deseas que haga con tu madre o para tu madre? ¡Responde, insecto!
-Pero… amorcito…
-¡Safa, safa¡ ¡Algo te
traes entre manos! De primera intención te digo: hoy no se puede…
-No, amor. No se trata de
ponerme al día desde hace…
-Entonces… ¡Escupe, que
esas palabras solo buscan una cosa y ya sabes, hoy no…
-Solo quiero que vayamos de
compas.
-Seguro que le vas a
comprar a tu vieja y como no sabes nada de nada…
-No. Quiero comprarte ropa.
-¡Seguro que quiere
llevarme a la reventa! En cambio, si fuera para tu…
-Donde tú desees, amor.
Pero todo esto es solo el
preámbulo. Lo realmente desconcertante y a punto de coger una sicosis
fulminante o una pistola, viene al escoger una pieza de su lencería para el
próximo verano:
-Mamita, ese bikini está
lindo… !Te queda como pintadito en tu escultural cuerpo!
-¿Qué cosa has dicho?
¡Escultural…! Si estoy hecha una vaca por tu culpa… que no me puedes pagar una
lipo… como lo hacen todas mis amigas… ¡Avaro! ¡Mal hombre! Si tú puedes tomar
otros dos turnos… y tendrías el domingo en la noche para descansar…
Esta vez no pude más y
saqué la pistola que me traje de la oficina y percuté el arma hasta por tres
veces seguidas y nada. Ella, sin inmutarse, se quitó el bikini y me reprochó:
-Si no te gusta, me lo
hubieras dicho. ¡Creo que todavía estoy en condiciones de hacer topples!
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