domingo, 14 de junio de 2015

GRACIAS A UNA EQUIVOCACIÓN

Lo más probable que lo ocurrido ayer haya sido un error de miércoles, porque, hoy jueves, cae la tarde, aproximándose el ocaso furtivo y con muy pocas luces, arrastrándose veladamente mezclado con las primeras brumas de la night. Justo en ese momento me hallaba embriagadamente  embebido en la lectura de Apocalipsis III, la última versión de G. W. Brush, edición limitada, controlada y muy cuidada (sólo para sus íntimos) cuando, de pronto, tocaron la puerta intensa y reiteradamente –cosa inusual en los últimos meses-   aquel destartalado y obsoleto timbre que ya colgaba solo en un minúsculo sostén; gemía –en cada pulsación- lastimeros ronquidos largos y muy espaciados reclamos entre sì; se diría que ya languidecía su otrora  peculiar aviso. Estos lamentos entrecortados se deslizaban por todos los vericuetos de mi tímpano, haciéndome despertar de las oscuras y siniestras cavilaciones que por asociación acompañaban a la imagen ingrata de su compadre Tony Blair, primer secretario personal y muy particular; incondicional franela de su patria madre y no tanto del reino unido como se pregona a los cuatro vientos, pero que,  sólo mentes privilegiadas como la suya, lo advertía desde cucho mil años atrás, my dear friend.




En ese mismo momento también aparecieron en mi mente miles y miles de  espectros alucinantes,  cuyos escalofriantes cadáveres correspondían sólo a los desaparecidos en Irak, Irán, Palestina, Colombia, Méjico, etc. etc.

Salí a la puerta y lo único que pude apreciar fue un sujeto de aspecto extraño y urgido por un no sé qué tanto. Firmé la recepción del bulto y recién me percaté de su aspecto –la del extraño paquete-  era una caja mediana en cuyas caras laterales había sendas inscripciones que más parecían jeroglíficos por la forma tan peculiar de su presentación. Cogí la entrega. No había datos del destinatario -o sea yo mismo- ni del remitente. Más intrigado aún, tomé la caja con gran esfuerzo, pues era grande y medianamente pesada. Indudablemente que la expectativa era cada vez mayor y ya empezaba a inquietarme la cosa por saber su contenido. La introduje hasta mis aposentos privados –mi GST, por sus siglas en místiko que, en lenguaje clave de origen local representa: great secret table. Me apresuré a coger un cuchillo y convertirme en Jack el destripador.

Sin embargo, una duda inmediata asaltó mis lucubraciones y junto con ellas, la  alucinante e inconfundible imagen de mi causa con todo y pipa: Sherlock Holmes, quien, muy quedo, se me acercó de manera por demás sospechosa, miró maliciosamente hacia ambos lados, luego, tomándome del hombro derecho me aconsejó al oído: es un presente griego! Cuidado, mi estimado Sofo: es un regalo de los talibanes! La idea  de los posibles orígenes de tal encomienda o de este envío vía internet y que súbitamente urgía en mi mente, me causó inicialmente una sonrisa, luego, el desternillarme internamente en una risa incontrolable, muda pero risa, al fin; terminando por forjar un deseo frenético por descubrir su contenido y conocer la suerte de tan inesperado envío ¡Ya!

La esmerada presentación  de esta encomienda del diablo, hacía presagiar un embalaje muy elaborado, más aún tratándose del material consignado, como pude enterarme más tarde. Después de haber quitado su carcasa, procedí a remover los protectores de tecnopor y…eureka! era toda una mezcla de procesador, fax e impresora; sobre todo de esto último, porque mis mil impresiones se sucedían una tras otra, dejándome más estupefacto, boquiabierto y cariacontecido que de costumbre. Sin embargo, a pesar de su supuesto origen proveniente del oriente medio, poseía un teclado universal y con caracteres propios de nuestro alfabeto.

Hice las conexiones pertinentes, según lo mandaba mi manual del sentido común. Lo enchufé a la corriente eléctrica y… saz! se dio el inicio marcado por la luz intermitente e inconfundiblemente verde. Sin perder ni un segundo más, corrí por un estrecho laberinto del teclado pulsando un botón que reclamaba poner la fecha, lugar, evento y personajes. 

Esta, mi primera experiencia en el aparatito de cuentas me hacía discurrir por lugares, espacios e idiomas raros, si bien unos eran dulces, sonoros, agradables; en cambio, otros eran gritos, imprecaciones y reclamos guturales propios de otra gente, de otros mundos. Sin embargo, a pesar de parecer pertenecer a un mundo más ignoto e incompresible, también era incontrolablemente maravilloso. Después de muchos intentos –como me pude percatar más tarde- descubrí una antena satelital tan pequeña como una lámpara de escritorio, la cual coloqué en la ventana indiscreta –la mía- además sus controles eran autónomos, con un funcionamiento hasta por tres días sin recarga solar y su memoria, un prodigio de almacenamiento: 200 Tb, pero la más maravilloso, el poder trabajar simultáneamente en 20 idiomas y de conexión wireless para todas sus operaciones. Es decir, muchísimo mejor que la manada de urracos o la jauría de  mastines ciegos de  la Chichi, juntos.  Pero, cuál sería el propósito esencial de su existencia y para qué lograr su funcionamiento?

Después de varios días y muchas noches plenas de desvelos pude enterarme de su real propósito: era un equipo portátil para la interceptación de comunicaciones telefónicas. ¡Me había sacado la lotería¡ y… sin haber comprado siquiera un numerito. Rapidito nomás deduje: esto no es la Alameda de Tingo, porque yo vivo en la calle… y yo no me llamo Vladi…, sin embargo…se puede…

Y con esta maquinita podía retroceder en el tiempo o en el espacio logrando interceptar confesiones de todo orden: íntimas, privadas, oficiales, religiosas; pero, sobre todo, parecía que el equipo se esmeraba en reproducir toda clase de comunicaciones en la internet: coreos, chats, videoconferencias, selfies, fotos, etc. etc. Y lo mejor, gracias a su gran capacidad de memoria ram: poderlas reproducir en el momento: je, je… me froté ambas manos como los moscardones. Es decir, la verdadera función de las grandes instalaciones interceptadoras, pero con una grandísima ventaja: no me costaba un puto cobre y era de primera fuente.

Es así que, siendo depositario de la maquinita (no sé hasta cuándo), mi compromiso con ustedes, my dear friends es a muerte, benvenuttos! voy a poder ofrecerles,  producto de estas muy serias y diz que oficiales charlas y parlas de carácter nacional e internacional y characato. Miles y miles de grabaciones, en su versión más pura, directa y original, muchas de ellas, tal como ocurrieron, pero sólo en función de este aparato cuya fabricación debe ser judía por el costo inverosímil para una potencia en la información –error del destinatario-; oriental, por la desconfianza que su tamaño genera; pero más, musulmán que nada, porque cada vez que se quiere referir a otras latitudes no cercanas al medio oriente, empieza por mostrar la siguiente inscripción: estos malditos infieles, vástagos de hembra pública…

Después de algunas dudas, propias del estado ansiolítico en que me hallaba, coloqué los primeros datos que vinieron a mi mente y… maravilla! se pudo interceptar una conversa proveniente de algún sitio inicialmente extraño e incomprensible, pero, una vez iniciado el diálogo se pudo identificar plenamente a sus actores:

-Mi querido y muy estimado “Ciego”, ya te hashas mangoneando la FPF o sigues clavao en La Florida, tras la tía…?

-Hola, Gatito Techero, porque de tigre, solo te quedan las uñas. Sí, te contesto desde mi federación, manyas? Limonta. Porque, te contaré que como siempre, aquí en el Perú, las cosas siguen tal como los ´70; ya sabes, primero te dicen una cosa, llegas y te encuentras con otra.

-No me digas! o sea que el bolondrón sigue igual.
-Sí. Siento mucho que hayas tenido que esperar tanto tiempo…!
-¿Por qué? No me digas que lo de la selección y del comando técnico no resultó…?
-Así es, Gato Seco. Inicialmente ya arreglé todo con el cholo  ´todo` está OK…
-Entonces… alisto mis chivas?



-No te preocupes, ya hablé con el presi y le he dicho que eres buen entrenador, que ya has dirigido a muchos clubs…que no cobras mucho y que se te puede hacer algunas sugerencias…para convocar… viajar y saber justificar, ya sabes cómo es la mermelada! che  tu …
-Bueno, pibe, pero no es nada seguro…todavía…!
-Tienes que tener paciencia…si quieres te presto un par de cocos verdes hasta que salga lo del contrato. Es seguro, como que me llaman la Tía Suiza, je, je,je…
-¡Déjate de boludeces… y dime cuándo empiezo? Total, tú me aseguraste…
-No te preocupes, Gato Seco , hablo conmigo mismo y asunto arreglado: Yo me quedo en La Fede y tú te vas para Chile, sin falta. Palabra de un veterano cholo y terco, además… pero eso sí, péinate! que pareces una vieja escoba voladora…
-Plop.

Toqué una tecla que no era la correcta y cambió la fecha.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario