Una vez que nos tiramos la segunda nave del hangar más alejado de la Base Aérea de la Joya, la escondimos, deslizándola a pulso y fue escondida debajo de una gigantesca malla tipo camuflage, detrás del interminable muro perimetral de bloquetas donde no podían llegar las cámaras de video vigilancia o muy poco llegaban los vigías de turno.
Nano Zarzar y
los mellizos Salazar, nuestros más confiables “socios” fueron los encargados de
arrastrar la nave hasta la Panamericana y de allí, poder recoger a la segunda
tandada de jugadorazos desesperados, después de haber transcurrido cinco horas
de lo pactado con el primer grupo:
-Oiga, socio,
se pudo comunicar con el Cachete Zúñiga o creo que jue el Chivo Neyra… pa´
saber d´iande los vais a recoger?
-¡No, socio!
Lo último que supe fue que muchos feyazos, como el Juve Briceño, junto con los cholazos del
López Olazábal, “Fité”Torres, el Chato Donald Ponce y “Cachucho” Neira; el Dante Orihuela, “Calamina” Ramírez, jhon
Salas, el Guillermo Farfán, Elard Delgado, Emilio Barra, Barrios, Tejadita, el “Tarro”
Ponce, Elmer Lozada, Teodoro Talavera; además de otros coros listos para defender
los colores rojo y negro del Mariano Melgar…
No habiendo
podido encontrar un piloto de emergencia, el Turco Zarzar, se metió a la cabina
y quiso recordar su paso por La Base Aérea de Vítor, donde apenas llegó a recluta
antiguo. Se santiguó tres veces seguidas, mientras que a su lado, Percy Granda,
estaba colorao como un camarón lloto, encomendando a toda la delegación que
incluía utileros, personal de cocina y los árbitros Julio Oporto y “Huato Sucio,
Samuelito Delgado, por siaca. Una vez en el aire, de pronto, una voz metálica salió
desde la Torre de Control de la Base Aérea:
-Al piloto de
la nave XYZ-123, que está sobrevolando en círculos por 30 minutos…!Identifíquese!
Es una orden, ¡Identifíquese! Que estamos a punto de enviarle un par de cazas Migs
M-19 y bajarlo a como dé lugar… ¡Atención, atención… al piloto de la nave…
Fue lo último que se escuchó en la cabina. De pronto, un
sacudón pareció despertar a la nave y el avión salió volando hacia el infinito,
mientras el piloto cerró los ojos diciendo:
-¡Que sea lo que Dios Quiera! Y
se perdió entre las nubes de aquel cielo infinito.
No sabía cómo aterrizar y su pata de copiloto, después
de recobrar el sentido, le dijo:
-¡Oyga…Socio!
¡Leyauste pue las instruciones! ¡Vesto veee! Y por fin
pudieron aterrizar en un descampao planito al lado del Lago de Tingo.
Una vez que
cargaron a toda la gente, vieron que solo tenían medio tanque de gasolina y calculando,
que su vuelo podía demorar más de seis horas, solo les quedó llenarlo con
gasolina corriente, hasta completarlo con un barril de anisado y tres arrobas
de Chimbango, guardados para casos de suma emergencia.
Lo cierto es
que conforme a las coordenadas que les dejaron en un papelito, pegado en el
tablero, llegaron al punto establecido…pero había algo que no cabía en la mente
de todos los viajeros; viéndose de pronto en una pista inmensa cubierta de
blanca nieve y trataron de abrir una de las ventanitas y gritar para que alguien
pudiese ubicarlos y sus palabras, congeladas, se cayeron destrozadas al piso.
Obviamente,
toda la delegación se estrelló contra el piloto sin saber que era un simple aficionado,
pidiéndole los ubique por lo menos y así saber dónde diablos estaban
cag…congelándose hasta en las miradas perdidas y temblorosas; pues estaban hechos
unos ovillos acurrucados dentro de la congelante cabina de pasajeros.
Trataron de
comunicarse por radio con alguien que pudiera escucharlos. Solo la nieve y más
nieve, atrapada en el intenso frío y el despiadado viento que soplaba como un
huracán les hacía presagiar algo así como algo del Polo Norte y, por lo tanto,
estaban hasta las tapas y empezaron a rogar a la Mamita de Chapi les mande
siquiera un pancito porque la espera era por demás eterna y no había como
cocinar dentro de la nave.
-¡No pasa
naaa! Aquí mismo quemamos un par de asientitos y nos preparamos un Té Pitiau,
por lo menos pa´recobrar un tantito de ánimo y después hacemos un Chupecito de
Camarones y ya tenemos pa´esperar alguien que nos ayude…porque seguramente la
FAP ya hizo la denuncia y nos están buscando por aire, mar y tierra…
-¿Y por qué
no nos comunicamos con los socios del otro avión?
-Porque…los
pusimos en modo avión, durante todo el viaje y se descargaron los celus…
-´Tonce?
A lo lejos,
se pudo divisar borrosamente unas negras y diminutas hormigas que avanzaban en
sendas filas presurosas y…venían en son de guerra porque…ahora, parecían armados…hasta
los dientes y aquel que parecía ser su jefe, gritó:
-¡Get out! Sudakas, terrorristas…
-¡Manan intindikichu…!
Hicieron tres
disparos, subieron al pobre avioncito que temblaba todo el, y la misma voz,
repitió:
-¡Get off! Y
cada quien tenía un fusil apuntando en su frente.
Por Dios que
se nos pasó el maldito frío y dejamos de mostrar nuestra helada sonrisa.
¡Plop!
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