lunes, 9 de mayo de 2022

EL SÍNDROME DE TARZÁN

 Mientras de una parte, se van acabando los días aciagos de este año; de la otra, como una lógica consecuencia, bajan ostensiblemente sus mentados simpatizantes… y lo único que sube en tropel hasta las nubes son los desmedidos precios de las volantes subsistencias en mi amado Perusalem. Pareciera que vamos tomando del mismo buey señalado como responsable, solo otro pelo, aunque el susodicho más pareciera ser una mezcla de zorrino con zapo, al cual se le ha tomado otra púa, que arrancada, no solo produce ese nauseabundo olor reiterativo de trafa singular; conforme van destapando una sospechosa forma de conducta delictiva tras una escondida careta de pobre e inocente campesino recién venido desde Chota.

Ahora resulta que también es dueño de otro botón dorado: el trabajo presentado como propio y auténtico para su graduación académica del prosor y otra vez se hunde en un mar de aguas servidas; de otro tapado uso y abuso, tal vez generalizado por sus acuciosos Marios Bunge, quienes lamen y relamen sus ansias destructoras al descubrirle viejas fallas, metiéndolo más en ese clamor, dizque, generalizado de vacancia o de renuncia; porque esperar que dé un paso al costado, su espontánea y fiel portátil le prohíbe hacerlo porque la dejaría más aguja que varios declarados congresistas pobres, y sin poder recibir cualquier encargo público y, lo peor, sin sustento “partidario”; sin oficios, ni beneficios adquiridos a dedo.

Y es que el documento descubierto (tesis de maestría), sigue unos cánones tan ajenos e impropios de una investigación que no llega a tener ni el mínimo olor a monografía y no por ser eminentemente descriptiva y no guardar estrictamente los cánones de una investigación científica; sino, es un mero informe donde las citas textuales consignadas están muy enamoradas, al punto que lo hacen a escondidas y no se sabe el nombre de los amantes citados; es decir, que tan solo siguen lineamientos del momento: copia fiel del original, escaso seguimiento del trabajo por parte del jurado complaciente, acaso inexistente en el momento de la sustentación y además, con el V°B° de la escuela de postgrado por el carácter preferentemente comercial del grado. Pero, obviamente, contando con jurados más presentes que nunca en la chupeta y bailongo apenas terminó dicho acto de aprobación.

Y ya que hablamos de estadísticas, estas tampoco son creíbles, confiables; solo parecen ser valederas para un determinado fin…

-Pero…boss… un trabajo estadístico debe ser confiable, original (declarado), porque de sus resultados dependen muchas posibles aseveraciones, propuestas aplicables y resultados lógicamente adquiridos para poder modificar, proponer y mejorar una idea, un principio, una ley o un hecho factual o meramente teórico… ¿o nooo?

-¡Claro, my dear choche! Cuando se cumple con los lineamientos de una investigación científica; luego, bajo esta premisa, muchas de las tesis presentadas a la fecha, presentan las mismas deficiencias ¿entonces, el investigador tiene la culpa? Haciendo la aclaración que de ninguna forma se trata de ponerle parche al asunto y aquí no pasó nada. Se intentará ir un poquito más allá o un poquito más aquí. Bien, pues si inicialmente se propuso un título a este blog que, aparentemente no tiene nada que ver con el tema tratado, tan solo es por el hecho de resaltar que, mayoritariamente, las críticas vertidas en los diversos medios al respecto del plagio verificado, solo y como siempre, al igual que el Hombre Mono, Tarzán, solo se van por las ramas, pues pareciera también que solo los anima una cuestión de antipatía, ojeriza, declarada animadversión, u odio discriminativo acumulado.

-Porque el problema en sí, comprende a varios sectores, con muchos intervinientes y solapadas autoridades que no se pronuncian porque de alguna manera saben que les toca mucho relleno de la torta…

-Y también saben o ignoran saberlo que les están tocando su parte más sensible: el bolsillo… Pues también es sabido que cada paso por andar en una investigación académica cuesta… No solo mucho trabajo, honradez y sacrificio del investigador y para obviarle el trabajito… aparecen los tutores, las academias y demás centros de apoyo y ayuda “económica” para realizar una investigación, sea de pregrado, grado profesional o postgrado. De tal manera que el ahorro de tiempo, de trabajo, de disciplina y rigor científico ha institucionalizado el pirateo, el plagio, la copia y la compra del jurado, porque el graduando no tiene hábitos de estudio, ni de investigación (no es su culpa), porque el sistema educativo actual solo sigue persiguiendo la repetición, el memorismo y la comercialización del logro académico.

-¡Otra vez la bendita educación es la que paga el pato? ¡No puede ser…!

-¡Believe it or not, es la verdad de la milanesa! Todavía seguimos apoyando el uso del texto escolar, de los cuadernos y demás útiles de escritorio… además de algunos otros periféricos: uniforme, mochila, talleres inútiles que ya no corresponden a nuestra realidad social, económica; pero esencialmente a nuestra realidad pedagógica de este siglo eminentemente digital y automatizado…

-¿Y cuál es una posible solución, mi estimado Socratón?

-¿Inmediata? Podría ser la tecnología… porque la educación en cuanto formación debe ser prospectiva, basada en la investigación que haga cada alumno sobre temas de su realidad inmediata; luego, la laptop y el celular deben ser sus implementos necesarios y suficientes para realizar un trabajo académico de calidad, basado en valores, donde cada tema sea propuesto por el profesor y sus alumnos sean analizados, discutidos y concluidos con el máximo respeto al conocimiento de mañana, a sus mayores y sus tradiciones.

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