lunes, 18 de mayo de 2020

RESPETO


 

-¿Creyo que ya´atáis roncando?

-¡No, abuelito… ya t´estaba huaspiando… desde hace rato!

-¡Güenooo… güeno…! ¿Ya t´icontau de la Condenada?

-¡Nooo… no! Para nada… abuelo Panchito… ¿qu´es una condenada?

-¡Cualquier hijo q´uia pegau a su tata ua su mama!

-¡Eso es imposible! ¡Eso no se puede hacer! ¿Nooo?

-Güenooo… Verás… El tata de mi tata, dispúes de la comida y solo con la luz de un candil sobre la mesa del comedor, nos contó así: “Sucedió qu´enesta bendita ciudá, habiya una chica muy rebelde que nu´aciya caso a nadies… y´alguna vez que le llamó l´atenshón su mamita, s´enojó mucho; perdió la pacensha y agarrándola de las trenzas, le peg´ún tacllanazo en su carita y la bañó en sangre. La chica, al ver llorar hasta más no poder a su madre, s´encerró en su cuarto, recapacitó y desesperada por lo que habiya cometiu, s´iarrancó sus cabellos y gritando com´una loca s´escapó de su casa aullando c´omuna maldta bestia y sus gritos s´escucharon en tuito el barrio. Dispúes de la hora nona, tuita la ciudá ya sabiya d´este hecho tan desgraciau… Si´nembargo, a media noche, tuito el barrio de San Lázaro sintió que, por la lloclla, bajaba un tremendo ruido qu´iaciya temblar la tierra… pero n´uera época de lluvias. Al ratito, unos pocos hombres asustaus, s´escondieron tras los arbustos pa´huaspiar qué diablos estaba ocashonando tanto escándalo a´ysas horas.

Grande jue su sospresa cuando, tuitos, temblando más por el miedo que por el friyo, vieron dende lejos dos terribles bultos qu´iavanzaban dando grandes saltos: uno pareciba estar montau sobre  l´otro. Conforme s´iacercaban, los pocos y congelaus curiosos guaspiaron temblando como pollos mojaus, a la chica qu´estaba casi calata. Ell´iba montada en una inmensa chiva vieja y muy negra que botaba tremendas lenguas rojas de fuego por´ambos ojos. L´animal estaba enloqueciu con su maldita carga y cada que botaba sus tremendos balidos, haciya retumbar las paredes d´iadobe; mientras, amarrada con inmensas cadenas de puro fierro, que la teniyan presa a “La Condenada”, s´iarrastraban dejando dos surcos de purita candela por encima de las piedras, hashendo más ruido qu´iuna troya de cuetes pa´l diya d´iarequipa.

-¡Me has hecho asustar, abuelito! ¿Crees que eso sea cierto?

-¡Solo te digo una cosa! Shempre l´uemos creyido y cada vez que teníyamos l´intenshón de contestar mal a nuestros padres, maistros y mayores… Veniya a nuestra mente La Condenada… Y´esto era más que sufishente…!

-Pero eso del respeto que se debe guardar siempre me los has dicho y, como tú, mi mamita y mi tata… Algunos maestros, también…

-Pero nosotros no teniyamos tantos libros… ni tantos maistros… Pero bastaba la palabra de mi tata o de mi madrecita… que me lo repetiya cada día: “Acordáte… en la medida que vos respetís a tuitos tus mayores, serás respetado”! Y colorín colorauuu…

-¡Hasta mañana, abuelito! Yo voy a ser bien respetado…

 

Arequipeñismos: basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz

Cuetes: cohetes

Dende: desde

Hora nona: nueve de la noche

Huaspiando: atisbando

Lloclla: torrentera

Maistro: maestro

Pacensha: paciencia

Pareciba: parecía

Tacllanazo: lapo, manazo, cachetada

Tata: padre, papá

 

 

 


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