-¿Creyo que ya´atáis roncando?
-¡No, abuelito… ya t´estaba huaspiando… desde
hace rato!
-¡Güenooo… güeno…! ¿Ya t´icontau de la
Condenada?
-¡Nooo… no! Para nada… abuelo Panchito… ¿qu´es
una condenada?
-¡Cualquier hijo q´uia pegau a su tata ua su
mama!
-¡Eso es imposible! ¡Eso no se puede hacer!
¿Nooo?
-Güenooo… Verás… El tata de mi tata, dispúes
de la comida y solo con la luz de un candil sobre la mesa del comedor, nos
contó así: “Sucedió qu´enesta bendita ciudá, habiya una chica muy rebelde que
nu´aciya caso a nadies… y´alguna vez que le llamó l´atenshón su mamita, s´enojó
mucho; perdió la pacensha y agarrándola de las trenzas, le peg´ún tacllanazo en
su carita y la bañó en sangre. La chica, al ver llorar hasta más no poder a su
madre, s´encerró en su cuarto, recapacitó y desesperada por lo que habiya
cometiu, s´iarrancó sus cabellos y gritando com´una loca s´escapó de su casa
aullando c´omuna maldta bestia y sus gritos s´escucharon en tuito el barrio.
Dispúes de la hora nona, tuita la ciudá ya sabiya d´este hecho tan desgraciau…
Si´nembargo, a media noche, tuito el barrio de San Lázaro sintió que, por la
lloclla, bajaba un tremendo ruido qu´iaciya temblar la tierra… pero n´uera
época de lluvias. Al ratito, unos pocos hombres asustaus, s´escondieron tras
los arbustos pa´huaspiar qué diablos estaba ocashonando tanto escándalo a´ysas
horas.
Grande jue su sospresa cuando, tuitos,
temblando más por el miedo que por el friyo, vieron dende lejos dos terribles
bultos qu´iavanzaban dando grandes saltos: uno pareciba estar montau sobre l´otro. Conforme s´iacercaban, los pocos y congelaus
curiosos guaspiaron temblando como pollos mojaus, a la chica qu´estaba casi
calata. Ell´iba montada en una inmensa chiva vieja y muy negra que botaba tremendas
lenguas rojas de fuego por´ambos ojos. L´animal estaba enloqueciu con su
maldita carga y cada que botaba sus tremendos balidos, haciya retumbar las
paredes d´iadobe; mientras, amarrada con inmensas cadenas de puro fierro, que
la teniyan presa a “La Condenada”, s´iarrastraban dejando dos surcos de purita
candela por encima de las piedras, hashendo más ruido qu´iuna troya de cuetes
pa´l diya d´iarequipa.
-¡Me has hecho asustar, abuelito! ¿Crees que eso
sea cierto?
-¡Solo te digo una cosa! Shempre l´uemos
creyido y cada vez que teníyamos l´intenshón de contestar mal a nuestros
padres, maistros y mayores… Veniya a nuestra mente La Condenada… Y´esto era más
que sufishente…!
-Pero eso del respeto que se debe guardar
siempre me los has dicho y, como tú, mi mamita y mi tata… Algunos maestros,
también…
-Pero nosotros no teniyamos tantos libros… ni
tantos maistros… Pero bastaba la palabra de mi tata o de mi madrecita… que me
lo repetiya cada día: “Acordáte… en la medida que vos respetís a tuitos tus
mayores, serás respetado”! Y colorín colorauuu…
-¡Hasta mañana, abuelito! Yo voy a ser bien
respetado…
Arequipeñismos: basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz
Cuetes: cohetes
Dende: desde
Hora nona: nueve de la noche
Huaspiando: atisbando
Lloclla: torrentera
Maistro: maestro
Pacensha: paciencia
Pareciba: parecía
Tacllanazo: lapo, manazo, cachetada
Tata: padre, papá
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