NdR.- Después de un espaciado silencio en el cual, como en época de la mortal pandemia, no nos aguaitábamos la pepa ni por casualidad, aunque seguíamos laborando con el mismo entusiasmo, aún con excesos de chamba en el propósito de avanzar con las traducciones, cuando era casi intocable la manipulación del antiquísimo material desenterrado; sin embargo y a pesar de todos sus inconvenientes, seguíamos insistiendo y poco nos faltó llorar a mares como lo haría el propio David, cuando, cansado de encontrarse tanto piojo en sus partes pudendas, pues lo tenían rasca que rasca, armado con una pata de oso, todos sus santos días con las respectivas noches, hasta que reventó: ¡Detén esta plaga, Dios mío…que no resisto más! Y solo le quedó sacudir el viejo pellejo que le servía de catre, poncho y cobija; entonces, ya sin uñas ni dientes, clamó: “A la m… con la chambita”, tiró el arpa y se compró una quena.
Y es en honor a las escrituras que, después de
habernos mantenido recontra ocupados reconstruyendo las manidas tiritas de los
papiros encontrados junto con los otros rollos escondidos en las cabeceras del
Río Sumbay, y luego de haber podido armar la traducción más cercana al entendimiento
local y dando gracias a la ayuda del reciente
GPT con IA, enviado por nuestro mentor, el capi Vlady, hoy estamos en
condiciones de poder presentar a vuestra consideración su primera versión de la
desigual mecha entre David contra Goliat, gracias a la espera y paciencia de
ustedes, nuestros queridos lectores, que reza así:
I.- David, cansado de haber estado solo, pasta
que pasta a sus ovejas, tirando la única lira que tenía a mano y meándose de
frío en las escarpadas alturas del Valle de Ela; convencido que tal chambón deberían
haberlo hecho sus tres vagos hermanitos mayores…y lo peor, que la cosa se le ponía
más dura que nunca, porque su descuidado estado adquirido bien podía
confundirlo con cualquier otro cabrón o sea un chivo más en su manada. II.-
Este escogido por el mismísimo Yahvé, baja cual pordiosero empinchado desde las
agrestes montañas para bañarse y volver a parecer una persona y así, poder
acercarse a su padre sin causarle un síncope, narrarle las incidencias de la jornada
ajena y este fue su saludo: III.--¡Que nuestro Dios de Yerusalem esté con
nosotros querido padre…! -Y con su espíritu, valeroso hijo de…tu
mamita…¿Qué novelas hubo? -Que los vagos de tus hijos Eliab, Abidanab y Asam,
como siempre, se han tirado… -¡¿Otra vez?! Les ha gustado el asunto y todavía
los dos… !Se jodieron! -¡Nooo…apá! No es lo que te imaginas, la cabra Salomé
está intocable, porque su cabrón, digo, su machete, la cuida como nunca y no
permite que tus… -¡Ya, David, para, para..! Que a pesar de todo, tenéis que
llevarles la comida… un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y
llévalo pronto al campamento a tus hermanos. Y estos diez quesos de leche… -¡Ojalá
que les quede alguito! -¿Cómo has dicho? -Que ahorita les llevo, rapidito!
IV.- Mientras tanto, en los campos de batalla, el
inmenso filisteo, Goliat, está listo para mecharse y avanza con su jabalina de
acero inoxidable de seiscientos siclos de hierro, una cota de malla y inmensa coraza
blindada; además llevaba un voluminoso casco que, con el penacho encima, lo
hacía ver más gigantesco, inasible y asesino. Avanzaba sigiloso por el valle
cubierto de rocas. V.- Mientras tanto, David, repuesto de su diarrea, al verlo
de improviso, solo atinó a trasegar un poco de saliva amarga y espesa, sacar su
honda y rebuscar afanosamente una de las cinco piedras capaces de ser disparadas
con su pequeña arma. VI.- Goliat, en su búsqueda infructuosa por encontrar a su
potencial y diminuto enemigo, levantó el visor de su casco para ver mejor
y…nada! Ese pequeño infeliz, seguramente ensuciado, ya estará por Kafarnaun
rehuyendo el combate o se habrá escondido debajo de algún guijarro. Y bajando
violentamente su casco, quedó ciego, porque aquel espacio que le servía de atalaya
fue parcialmente bloqueado por la violencia de su torpe acción.
VII.- Todo parecía estar muy bien para el desproporcionado
filisteo en versión XXXL, iba rastreando, paso sobre paso, para encontrar a su
enemigo; más seguía con una visión muy parcial de todo el campo, en especial, la
de su pequeño contendiente. Se quitó el casco para poder ver mejor y… VIII.-David,
sentía que todas sus flujos se le venían como una tromba... Y ajustó, fuerte muy fuerte…su honda y alistó
en ella una pequeña piedrita equivalente a un siclo de hierro pero con filudas
aristas. Es así que iba dejando una serie de mojones de diferentes tamaños por
toda su accidentada senda sin darse cuenta que iba avanzando en círculos. De
pronto, apareció la descomunal figura del filisteo quien le gritó salvajemente:
IX.- ¡Enano de porquería…no sigas escondiéndote porque hoy día, estos
gallinazos que nos están circundando van a comer porquería…Así que encomiéndate
a tu Dios, que…
X.- Y
solo pudo proferir estas maldicientes palabras, porque una silbante
piedra se le incrustó en plena frente, pero, para él no fue nada…Pero los incesantes
borbotones de sangre le nublaron por completo la visión y tropezó violentamente
cayendo de bruces, como un barril de seiscientos mil siclos de hierro sobre una
larga y filuda roca levantada que se le introdujo completamente por uno de sus
ojos. XI.- David, emocionado hasta el…ombligo, haciendo un esfuerzo sobrehumano
sacó de la vaina rival con ambas manos la espadota del filisteo y, para
comprobar que realmente estaba en la otra, le bajó la mitra de un feroz golpe
y…por fin pudo tener un poco de paz con su estómago, dejando para la posteridad
su famoso mate de cabeza de filisteo, cuando haya amenaza continua de gases,
después de zamparse un montado de cabrón, más tres huevos pasados y seis
plátanos bellacos, junto con dos fuentes de cebada con leche de camella ante el ataque infalible de
un huayco de diarrea aguda.
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