Gracias te doy, Dios mío
por haberme hecho dos en uno;
porque… al saberme doble ancho,
lo disfruto –doblemente- cual un chancho.
Pero Tú, que me conoces, bien lo sabes
que… muy en el fondo, -en verdad-, padezco!
con tanta delicia que me obligas y me pones…
a devorar chocolates por cajones.
Escucha, Padre mío –de una vez, por
todas-
¡Hazme flaco y… ya no me jodas!
Desaparece las gaseosas de un solo tiro
y ni siquiera me permitas un suspiro;
que si respiro una micra de aire, la asimilo
y al día siguiente… subo más de un kilo.
No permitas que existan las pastas,
ni los ricos embutidos, menos… fritas las
papas;
así sean en dulces mazapanes, tofees o
galletas
simulando ser frutitas, animalitos o
tabletas.
Por favor, ¡Deja ya de apoyar la feria
gastronómica
que kilos gano de manera astronómica!
Te ruego, porque otra vez pueda despegar
y mis trescientas libras logre levantar
sin hacerla gemir a la destartalada silla,
culpa
de los dos rollos que cargo en cada costilla;
porque esta ovular apariencia
mantiene una redondez que escapa a la ciencia:
son tres pelotas que se comieron el
cuello;
que, por peso, no dan bote y pierden el
resuello,
tras un ligero paso… ya ni siquiera
trotan…
(solo cuando todas las ricas viandas
provocan).
Permite, Señor mío, desaparezcan estos
vicios,
para levantar mis patas en pos de
ejercicios.
o mejor!… que les haga decidido asco a
las frituras
y, a cambio, ¡prefiera las detestables
verduras!
Escúchame: sea mi desayuno solo una
manzana,
un trozo de papaya y una bebida sana;
por almuerzo, un plato de ligeras ensaladas
y
como segundo, lamer una chuleta tostada;
más un sueño de postre: un pan virtual con soledad!
Finalmente, te pido, Dios mío, para
redondear el asunto
y si de cumplir un efectivo ayuno se trata:
mándame una dieta más sana… y punto:
tres dobles sánguches de lechón,
arrancando el día;
con tres tazones de vaporosa leche fresca
recién sacada de esa tu vaca mañosa;
y solo un par de baguettes con
mantequilla,
(por evitar los carbohidratos),
más un buen litro de té con anisado
(solo para ganar espacios),
pues ya está aquí ese chancho adobado.
Al
mediodía, ¡no me desampares y… permíteme!
un gran choclo con queso, como aperitivo;
dos platos del Pebre de Lomos con su
zarcita de cebolla,
una fuente de costillar con papas fritas
y arroz graneado,
y para que no desmayen mis jaculatorias,
no te olvides:
un platito de zango para cerrar la tarde.
Por la noche, y solo en pos de reparar
energías:
Dispón, Padre Amoroso, que me llegue sin
porfías,
una sopita de carne y dos generosos platos
de rojos tallarines,
y no vendría mal un calientito arroz con
leche.
Eso sí, Recuerda, Padre Mío, infaltable,
únicamente, para asentar esta cena frugaleta:
una o dos botellitas de anisado, el más
puro…
que mañana hay que trabajar muy duro;
pero lo más importante: hay que guardar
la dieta,
porque eso de los ejercicios… Diosito, Te
lo juro…
¡mañana que los empiezo…
porque hasta hoy, sigo siendo un gordo ileso!
ORACIÓN II
Padre Nuestro, que estás en tu excelso
edén:
¡Escúchame: estoy con mil rollos y pura
papada sin sostén!
Y con 100 kg. de peso, no camino, ni
corro… solo ruedo…
como una gigantesca mole de sebo y no
puedo
ni siquiera sustraerme a una dieta,
soltar esta teta,
por un minuto, para dejar la grasosa
comida chatarra,
y por esta obesa depresión, mostrar un
perfil jarra.
Padre mío: no me dejes caer en tentación,
Desde que amanece cada día, es mi
perdición:
3 baguettcitos full mantequilla y
jamonada, para un frugal desayuno;
en los casos, cuando quiero hacer desesperado
ayuno;
Please, ¡quítame los tres platos de
pastas, como entrada;
más los 10 kekes de vainilla con rica
mermelada;
los obligatorios 5 platos fuertes de
chupe con rocoto,
que sumando los helados y las tortas se
me van directo al poto.
Y por las noches, y solo por estar
siguiendo la costumbre,
sigo comiendo chocolates de leche… hasta
sin lumbre;
Pero aquí, entre nos… ¡nunca, dejaría mi
cena!
¡Sería desconocer mi sacrificio diario,
una real pena!
Pero eso sí, Dios mío… Te pido, Te lo
imploro:
¡no me quites este leve apetito, porque
lo adoro;
Además, la verdad: ¡me llega al derecho aquello
de: Gordo Michelín
tan solo es pura envidia… una chapa; ¡qué
digo!, es un chaplín.
Y si con todos mis ruegos, lo que te pido
no es posible,
No me dejes cual pez globo, déjame solo
como dirigible;
Que no hay nada más rico en esta vida que
comer; digo mejor, tragar;
engullir, devorar, embuchar, todo en un
santiamén;
¡Por los siglos de los siglos, amén!
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