lunes, 25 de diciembre de 2023

¿AND´ESTÁ MI REGALITO?

 Bien que m´iarecuerdo d´iaquellos interminables y fatales diyas, allá por el mes diciembre, cuando mi tata, diun momento a´utro, habiya siu despediu del trabajo qu´iaciya en el Molino de San Juan… Cóm´ues que me gu´olvidar d´iaquella friya noche cuando mi padrino, don Juan de Dios Llosa, habiya veniu hasta nuestro humilde racay ande casi tuitas sus paderes d´iaura habiyan quedau pircaus dende q´uentró la Lloclla de San Lázaro y nos dejó peladitos; solo con los trapos que teníyamos sobr´el lomo. Yo m´iarrecuerdo que dend´esos tristes diyas, y´alas tres semanas, mi tata s´iabiya metiu d´iayudante en la herrería de los Canachos, allá peee…en San Lázaro, pa´ganarse alguito que trujiese unos cuantos riales pa´ parar la olla en nuestro desventurau hogar.

Nunca l´uaviya vido tan así al compadre, qu´era mi padrino…Pude catiar su cara y´estaba tuito descompuesto y teniya señas de trayer alguito nada güeno. Sí, peee…apenas dentró a la sala, se quitó el huacaly, s´iarremangó el poncho y, sin sentarse, lo tomó a mi padre del brazo, muy apriocupau, y le soltó co´mún tacllanazo:

-Compadritoy…esto de l´entrada de la lloclla nos ha dejau mal paraus…Se´lua catatau el puente del Molino ande trabajamos y no tenemos por ande recebir las bestias ni al personal. La juerza de´lagua sia catatau las tres compuertas y s´ianegau tuito el afrecho y la cutipa qu´estaba preparaus y p´entregar, pero, lo peyor…compadritoy…lo peyor…

-¡Dígalooo…nomá, compadritoy! Qu´estoy decidiu aguantar lo que se venga…que dispués de lo sucediu…no creyo que nada pueda ser peyor…

-¡Cuánto lo shento…compadritoy Ángelo…! No sabemos hasta cuándo v´estar cerrau el molino, puesto que s´ia parau tuita la mollenda…

-¡Aura sí qu´esiá fregau del todo! ¿Diánde gua sacar medios pa´parar la olla? Y´en esta época que mis koros recién están creshendo y necesitan…

-¡No s´iapriocupe, compadritoy Angelito…qu´iaquí, en corral viejo no falta huano y´además, pa´questán los amigos.. y nosotros somos más que amigos… !Semos hermanos!

Según pude fijarme, los grandes ojos de mi padre se entrecerraron porque esos oscuros nubarrones se venían de golpe y se le pusieron vidriosos…Solo vi que después de pegarme una aguaitada de reojo…llevó su brazo hacia arriba y con el dorso trató de limpiarse disimuladamente toda su angustia acumulada. Casi al instante, los dos queridos compadres se dieron un fuerte abrazo y después, unos adoloridos pasos se alejaban tocpiando las chambas que acompañaron aquellas malas noticias dejadas en aquel racay que tanto queriba.

Bien que m´iarrecuerdo que mucho antes, cuando tuitas las cosas andaban bien y sentíyamos que habiya felicidá, soure todo, cuando llegaba octubre, espeshalmente en cada 21, habiya alo menos un desayuno diferente. Mi padre, como nunca, s´ialevantaba con los chihuancos madrugadores y´esa mañanita, poniya en la mesa un mantel blanco y nos serviya grandes jarros de leche y nos conseguiya bizcochos callentitos; pa´l almuerzo, habiya el mejor chupe de la semana por ser el santo de su compañera, mi mamitay. Si bien n´uabiya una fiesta, alo menos, cuando, estabámos sentaus a la mesa, mi tata, dend´esa mañanita se poniya serio como nunca y´ofreciya una cuantas palabras pa´su annegada mujer ya los cinco, solo nos quedaba terminar abrazaus y llorando a moco tendiu…

Sí, peee…aurita, en estas vísperas navideñas, nos pareciba que seriya un diya de dijuntos; pero algo cambeyó, pues el compadre Juan de Dios Llosa, trujo escuendius entre los cerones de su carga, dos cuycitos maltones y se los entregó a mi padre en una bolsita vieja de tocuyo. Al ver tuito aquello y como y´uera e´lermano mayor, ya pude catiar nuestra mala situashón y me quedé mascando una juria repentina entre dientes tuita esa noche del 23. Seriya part´imañana del 24 y solo me quedaba una idea fija en mi torocma: mis hermanitos no podiyan quedarse sin regalo, ni con las manos vaciyas.

Ya en esa noche del 24, después de soncar mis largas penas soure l´almuada, me levanté bien despacito y, patacala, sin mis querius caucachos, me jui a l´autra sala y metí los conejitos en unas canastitas y golví a mi cuarto pa´colocar, dejunto a sus pequeños catres un cututito con harta alfalfa pa´que n´uagan ruido.

A la mañana siguiente, apenas vieron sus canastitas se moviyan, las chaparon y´al ver su conteniu, no cabían de felicidad. Los sacaron y los abrazaban como nunca a sus tiernos peluditos que, asustados, trataban de buscar afanosamente cualquier rinconcito donde meter sus asustadas cabecitas.

A pesar d´ello, d´ia de pronto, y´estando bien acobijau en mi catre de palos, sentiya qu´iabiya un´estraña sensashón dentro de m´ialma; ya que mi pecho pareciba reventar de tanta alegriya po´raquellos felices koros, pero…habiya algo que sentiya me faltaba…que no me dejaba tranquilo ni por un ratito… y por Diosito, no podiya explicarme…

Sin embargo, antes de chapar el sueño, se me vino una frase que se repetiya dale que dale; y daba güeltas y más güeltas dentro de mi atormentada torocma:

¿And´estará mi regalito?

D´iaseguro qu´el Niñito Jesús m´iabiya puesto a prueba, aun sabiendo que yo hariya cualquier sacrifisho por los miyos…Y si bien en el momento sentiya una nostalgia infinita venida dende el jondo de mi ser…dos gruesas lágrimas se chorriaban a la gana-gana por mis cachetes y d´iaseguro que tamién estaban llenas de bondá y alegriya y por eso corretiaban pa´llegar lo más rápido hasta juntarse con los agradables sueños que vendriyan en esa feliz noche de Navidá.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario