Acostumbrado a sus formas limitadas por su pequeña carcaza metálica y rectangular que permanecía desde siempre callado e inerte dentro del bolsillo derecho de mi camisa, hasta que por razones ajenas, lo obligaba a zumbar, sobresaltado y temblando, tantas veces como reclamaban sus agudos y esperados pitidos; los mismos que, a la larga, se fueron colando de costilla en el fondo de mis sentidos afectos; al punto de convertirlo en un elemento fiel e inseparable y confidente único, pues, tras cada llamada me hacía cambiar de ánimo y esa cara de poto que mostraba cólera e intolerancia habidas, apenas sonaban sus musicales tonos, mágicamente se transformaba en el bondadoso Dr, Jekill, sacando de la manga una mueca de alegría o una inesperada carcajada interminable después de haber perdido otro tornillo gracias al mensaje recibido.
Tanta fue nuestra patería que incluso le puse
su “chaplín”, llamándolo secretamente: El Correo del Sar…casmo, después de
haberlo imaginado volando sobre un brioso smart corcel. Pero no recordaba cuánto tiempo lo tenía, ni cuántas veces tuve
que llevarlo al taller para hacerlo reparar o le peguen un buen baño de sus
partes íntimas; digo, de sus complejo mecanismo interior; sin embargo, allí
estaba, al pie del cañón comunicacional y siempre listo para difundir las
últimas de fulanita y lo chistes de menganito en esa serie de mensajes que se
multiplicaban de un tirón, sobre todo tratándose de jocosos chismes, las
últimas nesws, o los repetidos videos cargados de ligera porno que ayude a
completar la escondida charada, la subliminal mofa o la crítica ácida que nos
alegrara la vidú.
Y en mi apacible mente no podía caber otra forma
de floro o de raje… pues en tal entonces, la relativa velocidad de las
postrimerías del S XX, su lento avance en tecnología y la limitada evolución de
las comunicaciones exigía una modesta manipulación de ese ladrillo comunicacional
de una manera personal, pero muy simple:
-¡Oeee…sobrino… ¿Y cómo puedo mandar un mensaje
a través d´este aparatito?
-¿Y para qué la quieres, tío? Tan solo es pa´la
gentita chibola… y tumbes ya fuiste…
Por todo ello, en esos tiempos me computaba
desfasado, solano, triste y abandonado; calificando, ipso pucho, como un
reverendo asnalfabeto comunicacional... Cuando, he aquí que, por azares del
destino o de alguna feliz equivocación, me cae un modernísimo celu y de solo
ver su elegante cajita, sus impecables accesorios y las posibilidades infinitas,
al toque me resultaron intocables para mi limitado dominio; sobre todo, al ver
su nuevo formato y los raros elementos de su pantalla que parecían una ensalada
de jeroglifos imposibles de digerir y en el fondo, me iban asesinando emocionalmente
y me mandaban derechito al exilio al ser un viejo usuario totalmente
desentendido; aquel que se quedó tirando pestaña allá en el S XX y que todavía
seguía manipulando su antiguo teléfono dando
manilla o manivela para poder buscar la línea… si es que no había corte de
energía…como de energía mental.
-¡Oeee…tío…! ¿Y tú, para qué diablos quieres
ese smartphone 15… si no puede ni realizar un simple mensaje? Mejor… !Me lo
pasas! ¡Es mucho pienso para tanto burro!
Y casi lo cambio…pero, apenas esta última
versión estuvo habilitada con mis datos, solo tuve que acercarme a su
multicolor pantallita y, al toque, me reconoció, pronunció mi nombre y dijo
claramente el nombre de quien me estaba llamando…
-¡A chu…pa! No solo me llamó por mi nombre,
inclusive supo quién era la chicoca que llamaba…Mañana mismo me matriculo en un
Taller de Aprendizaje…Si bien, en este momento, sé que me falta un huevo por
aprender la mayor parte de sus aplicaciones de esta diminuta compu… Y la
próxima semana me matriculo en el Taller II.
Todo parecía andar de las mil maravillas; sin
embargo, no pudimos (es una disculpa), no pude trabajar a gusto con aquella
aplicación dedicada a la música denominada Spotify y empecé a buscar
nerviosamente la música de mi preferencia. Habría pasado unas cinco horas y
seguramente, de casualidad, habría presionado algún otro control, cuando surgió
inesperadamente un círculo inferior en movimiento continuo que me sacó del
quicio y, aún más.
De pronto una vocecita, clara y precisa dijo:
-Jorge, ‘qué es lo que deseas? Si gustas, te
comunico con fulanita, que es tu contacto preferido; te busco un dato; ¡Anda,
consulta cualquier tema y al momento tendrás las respuestas más objetivas,
certeras y últimas…!Hazlo! -A verrr… soy Siri, tu permanente ayuda…
Totalmente sorprendido por esta clavada de
frente y sin anestesia, quise preguntarle algo referido a la Ciencia… a la
Filosofía; nooo…mejor una pregunta sobre trigonometría y la canto… ¡No, creo
que es muy pronto para ponerla a prueba… Mejor, la meto en un tema más íntimo:
-Siri, me siento solo… Y quiero que me consigas
una amiga para…
-¡Ya sé que permaneces solo y está mal! Si
gustas puedo conseguirte terapias musicales, especialistas, coachs…citas
telefónicas,etc.etc.
-Prefiero una dama de compañía…joven, guapa y
que se adapte a mis necesidades…
-¡Al instante! Estate atento que, en instantes,
te va a llegar una muñeca que es todo un bombón…ya sé que las prefieres tipo
veneca A-1, culta, experta y toda una gata ella; pero tu tarjeta de crédito no
aguanta el monto programado…
-¿No es en alquiler… o por horas?
-¿´Tas tú? Es para cubrir por siempre toda tu
vida solitaria… ¡Consigue otra que disponga de mayor crédito! Si es que realmente deseas satisfacer…
-¡Bippp, bip, bip…!
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