Entonce…cualquiera podriya apreguntarse: ¿qué diablos pasaba por la juguetona torocma d´este koro que, de tanto en tanto, deteniya apriocupau sus continuos correteyos que paraba dando por tuita la casa; pa´dispués d´iun ratito pasar volando co´mualma que llev´el Diablo… Sí, peee…deciban, q´uiaquel korito shempre tranquilo; ensimismau tras los friles chillantitos y sus pegachas hechas con tanto cariño; shempre atau a su queriu trompo bien pajita y cuidando de no romper sus bolsillos repletos de bolas cherlitas… D´iadepronto, tuito ese santo diya andaba d´iarriba pa´bajo y bastante desconociu, porque, pa´saberlo, dende que s´iabiyan asomau los primeros rayos del sol, su casita se presentaba llenita d´iuna rara felicidá mecida por esos lindos trinos que s´iasomaban d´iaquí, p´allá, venius dende los viejos sauces cargaus d´esos jílgueros trinadores.
Sí, peee…allá arriba, chipaus entre las matas
de los sacudius perales, tamién saltaban de rama en rama, otra tapa repletita
de dulces flautitas, picos y plumas amarillas con pintas negras que pareciban
arrullaus por esa mecida de las largas ramas acarishadas por sus compinches
vientos. D´iaseguro que veniyan catatando locos amores dende…quién sabe aquellas
lejanas faldas del Pichupichu trujiendo
un montón de señas pa´regalarnos un diya más que bien, alegre y bien moviu.
Sí…peee… dend´esta mañanita pareciba que
nuestro koro s´iabiya levantau con una sola ideya en su mente de koro bien trejo y avispau. Y ese su pensar
sólo achuntaba a un solo deseyo: hacerse su propio chinchín para salir a adorar
al Niñito Jesús, como tuita su lechigada l´uaciya.
Muy afanoso se puso busca que busca aquellas cositas
que le sirvieran pa´cer el mejor istrumento musical de tuita la koriada, para
eso estuvo buscando por tuitos los rincones de la casa... Ya seya d´iadebajo de
las mesas, de las bancas, hasta de la gran sala que serviya como comedor grande
de la picanteriya. Buscó d´iadebajo del batán y por debajo de todo lo qu´iandaba
regau por allí.
-Oíteee, Benito, mi wawa. ¿Qu´iacís allí, hincau
de´junto al batán, chancandolóoo dend´iace
un güen rato? Me lo vais a picar y lo vais a malograr más… Maver, criatura de
Dios. ¿Qu´iacís con esa chaquena en tus manos? Mejor te vais p´al patio… a
seguir chancando esas tus latitas de cola en otra parte.!Corré, corriendooo…!
Y el koro, más que obediente, se paró más rápido
que inmediatamente y pronto se perdía tuito él metiu en esa pequeña figura apurau
y´empeñada en aplanar aquellas redonditas tapitas de cola por igualarlas.
-Oíteee…¿qu´iandais buscando, oye…sajra del
diablo? -Rezongó una
voz venida dende arriba-
-¡Nada qu´iatí te importe! Metiche del diablo…
-En serio, oye koro moketecte…¿qu´iandáis
buscando por tuita la casa?
-Unas cuantas tapitas de cola…
-¡Ahhh…ya caigo; querís tener tu propio Chinchín!
-¡Ecolecual…y
n´uencontrau ni siquiera unita…
-¿Qué me dais? Si a vos te digo ande podís
encontrar muchas de tus latas, hartas, miles…
-Ya peee…no seyais ucumari…y mala gente…Decime…
-Porque no vais…a la picanteriya del…
-¡Suelta, suelta…soltala yaaa! Que yo te puedo
conseguir una cita con l´Eduviges…
-¿Y qué gano con esa zonza…?
-Con esa que se te caye la baba…¿nooo?
-Güeno, güeno…Por qué no vais a la tienda
qu´está frente a la recoba?
-¿Ande el Socta Nicanor…el que vende solo
cerveza y colas?
-¡Hay mismito! D´iaseguro te va regalar tuitas
las que necesites…
Y una vez casi desdoblaus a mano sus apreciados
redonditos tesoros que, viéndolos bien, tuaviya s´encontraban un tantito doblaus.
S´iapresuró en regresar al batán p´empezar aquella tareya que l´uariya un
integrante ofishal de la deseyada tira de koros adoradores, puesto que ya se
acercaba l´esperada Navidá.
Dos diyas enteritos habiya estau ocupau
chancando una y´otra vez las tapitas de las botellas, dandoléee duro a las
pequeñas redondelitas de lata, así como a sus adoloridos dedos; pero no importaba
estos golpes, pues sabiya qu´eran pasajeros; lo más importante era l´entrada al
grupo d´iadoradores; allí tendriya el respeto de sus pares, alguna qu´iotra
golosina regalada, pero por sobre todo, el permiso de sus tatas pa´salir tuitas
esas noches que iban a adorar al Niñito Jesús.
Y´andaba tendiu en su catre de palos, pero él seguiya
convenciu que n´uabiya otro nido capaz de acolpacharlo tanto, ni de brindarle
tanta comodidá en cada noche. No pudo cerrar sus ojitos apriocupau porque su
obra no le complaciya del todo; habiyan quedau muchas latitas con los bordes
desiguales y d´iaseguro qu´ial juntarlas p´armar su chinchín, no sonariya co´muel
queriba que suenen. ¿Qu´iacer entoncesss?
Solo quedaba una cosa: consultar con su
maistro…su hermano mayor; quien´era el diestro en tuitas las artes propias de
la muchachada d´ese entonces. Solo teniya una vaga ideya pa´conseguir tenerlas
bien aplanadas tuitas sus latas, porque las consideraba poco apropiadas pa´su
destino en la siguiente semana: habiya que cruzar tuito el Pastal qu´estaba más
allá de Las Tres Cequias… Y hasta allí no podiya llegar sin el permiso de sus
tatas.
Esperó que seya domingo y después de rezarle
tuita la misa a la Mamita de Chapi pa´que l´iayude a conseguir el dichoso permiso.
Una vez que salleron de la Capilla de los Barreda, el koro respiró projundo
como l´iaconsejó el tata de su tata y tomando la mano de su mamitay, le rogó:
-Mamitay, ¿puedes darme permiso? Quiero hacer
mi chinchín… porque tuitos mis amigos de la cuadra…
-¡Que te preste tu hermano el suyo!
-¡Nooo, mamitay…yo quiero hacer el miyo… y solo
me falta aplanar mis tapitas…en la liña del tren…
-¿Ande m´iavís dicho? Per´ueso está bien lejos…
-Gua yir con m´iermano mayor…
Iba feliz y silbando alegremente por las
chacras del Aquilino pa´llegar al Pastal y…ya se divisaba los reflejos que
haciyan los rieles del tren a lo lejos y´el corazón pareciba una locomotora que
se m´iba escapando…
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