¿La mera verdad? Hubiese preferido que no me hagas llegar aquella mugre y ridícula muestra de tu precario estado financiera que tal pareciera estaba hasta las patas; pues ahora convencido, puedo confirmarlo, porque aquel despojo enviado sin un mínima seña de envase, bolsita o envoltura alguna, ni siquiera una simple pita que hiciera las veces de rojo como lazo símbolo de nuestro pregonado amor; y lo peor, sin destinatario alguno, más me supo a puro sebo del Chancho de tu...padre.
Aunque en honor a mi suspendida honestidad,
solo me queda declarar que este tu rancio envío más olía a perro muerto para
completar la gran jugada de tu vida; en clara respuesta a que te enteraste de una
posible saliente mía causante de esta terrible y cruel vendetta a manera de tu
sutil desquite…Desquite tan macabro e ingenioso que nunca se podría perder entre las oscuras
páginas del olvido; pues esta tu sangrienta remesa, sin lugar a dudas, fue confeccionada
con mucha premeditación, alevosía y ventaja a plena vista de propios y
extraños.
Pues bien, de aquella supuesta prenda interior enviada
solo me llegaron un par de miserables tirantes que precariamente sostenían algo
semejante a los restos de una bolsa de huevos abandonada en un muladar y por
varios siglos, porque con tal despojo bailando entre mis dedos, calculo que
tranquilamente podía confeccionar una mini huaraca antimotines, una honda capaz
de arrojar un par de huevones; es decir, un par de huevos de avestruz… y no lo
que estás pensando acerca de tus queridos y admirados primos.
Más lo increíble de este asunto que
supuestamente era para que pudieses cumplir con un mero trámite de cortesía,
aprecio y atento saludo por el onomástico de este tu fiel servidor; pero al
final creo que afloró diabólicamente una de tus menguadas sospechas y que por
arte de magia en tu cabecita se convirtió en un infernal ataque de celos y
dicho obsequio se convirtió en algo así como furibundo palazo que me cayó en
los meros cocos para confirmar una vez más, una simple muestra de tus
cualidades asesinas acompañadas con un pequeño aditamento elevado al 1000% en
esa tu desquiciada mente.
Y no
contenta con comprarme un bóxer de 10 soles el kilo; lo envolviste entre
periódicos usados y con la lluvia que cayó toda la noche, aparte de encogerse
como un pañuelo deshilachado y muy anudado, cambió de color y ahora semeja un
sucio trapo de piso y todo lo demás queda pendiendo y no dejando nada de nada a
la imaginación más maliciosa.
Pero eso no es todo… Quiero decir que eso no es
nada, esta misma mañana, lleno de ilusión, recogí dichos restos casi al
descubierto y fue tan grande fue mi sorpresa que cuando intenté meterme en ellos,
solo con tocarlos brotó una especie de petróleo negruzco y toda mi virilidad se
vino abajo junto con sus raídos tirantes vecinos; y para no hacerte quedar mal,
pues estaban presentes unos cuantos familiares. Traté de simular que estaba muy
ocupado, limpiando en mis rodillas, la suela de mis tillas.
-¿Qué es lo que te pasa? -Rezongó mi viejo-
-¡Creo que a mi primo se le están cayendo las
ligas! -Dijo burlonamente uno de mis primos-
-¡A la única que se le caen las ligas es a mi
tía…que yo la conozco bien!
-¡Suave…con la family… que hay mucha ropa
extendida en el comedor y nos están esperando!
Repuestos de aquella desagradable y cruel desgracia
mía y de mi fiel amiguito, acompañante de siempre, ambos seguíamos cabizbajos
esperando alguna lógica explicación de tu parte. Seguía caminando con aquellos
restos entre mis dedos y dirigiendo la vista hacia tu persona sentada a la
cercana mesa del comedor, me detuve y pasaron varios minutos de duda; pero a
cambio sólo recibimos un claro reclamo tuyo hecho a viva voz y en plena cena; mientras
estábamos acercándonos al grupo integrado por nuestros padres, hermanos y demás
parientes venidos a mi celebración:
-Amorcito… ¿Te llegó el presente que me costó
un ojo de la cara…? Porque te lo envié por delibery y el correo me aseguró que
dicho trámite sería en el menor tiempo posible y…
-Recién acaba de llegar esta mañana, pero no sé
exactamente la hora, porque…
-¡Qué raro… Porque aquel hermoso y carísimo terno
de casimir inglés…!
-¿Un ternooo…? Y de casimir…
-¿Acaso tú crees que te iba a regalar cualquier
cosita que no sea digna del gran amor que te profeso? Nooo.. ¡Imposible!
-Pero mi amor, solo
he recibido un...
-Blazer… ¿Nooo?
-¡Nooo!
-¿Un pantalón?
-¡Tampoco!
-¿Un bividi?
-¡No, carajo, ni un maldito calzoncillo!
-¿Entonces?
-Tan solo un revoltijo de sucias tiras de un
viejo calzoncillo…
-Nooo, Diosito,
no puede ser… No creo que me haya equivocado de destinatario, a no ser que…
¡Plop!.
Y en esa mesa hubo un desmayo general.
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