lunes, 16 de octubre de 2023

COWBOY

 Parodiando al ilustre Cisne de Avon, hoy también podría mandarme su famous expression  : “To be or not to be; that is the question” pero, dado este caso de miércoles, prefiero emular a Marcelo, fiel centinela del Príncipe Hamlet de Dinamarca, cincelada a golpes de plumas arrancadas de sus calatos gansos (cien para cada plana) y por toda la eternidad en las páginas imborrables de la literatura universal; las que tuvo que espetar a los cuatro vientos, ante la desagradable noticia que cundía por el reino, cual fantasmagórica ola de nauseabundo hedor y que solo le quedaría exclamar, muy solano, en sus aposentos del viejo castillo: “Algo se pudre en Conchamarca” o algo parecido, pero que se pudría, se pudría y en cantidades altamente pestilentes.

-¿Y a qué se debe tan fatal decisión, mi querido numen tutelar, guía y benefactor?

-Al Síndrome del Pato Rabo Suelto, desatado en todo nuestro apestado territorio nacional, pues hoy, no solo disponemos de ingentes toneladas de abono  en las Islas Guaneras, sino, también un gran chiquero repletito de porquería en sus diversas deyecciones fecales repartidas en todo el territorio nacional convirtiéndolo en gigantesco depósito de mier…coles;  y con esto, no me refiero al común denominador de todos aquellos tipos allí mandados, ya sea porque fueron unos perros y no nos caen ni con su hermanita de por medio; o a la otra versión referida a los enanos imberbes que no alcanzan la mayoría mental y que también completan esa interminable región de recontra espesos. Efectivamente, nuestro país, en concreto, es de la más pura y rancia porquería, ya que por sus efectos del miedo permanente, nos soltó la huata y hoy somos puro embarre; o sea que estamos temblando cual pato atacado con perdigones por plena retaguardia cada vez que intentamos salir fuera de nuestro hato; aunque para todos esos bandidos llegados en la Diligencia Maldita venida desde el Orinoco y sus cloacas vecinas, Chollywood, resulta ser otro de sus predios donde n´uay sherif que les salga al frente y aquellos chamos y colochos se pasean apuntando y disparando a diestra y siniestra, sabiendo que continúan filmando una parodia de “Lo chueco, lo malo y lo feo” pero con balas de verdad.

Bueno; es decir, esto no tiene nada de bueno por donde se huela al fétido asunto, pero aquicito nomá, en nuestro baleado Perusalem, la cuestión de su inseguridad social se ha disparado a niveles tan estratosféricos que ahora, y con mucho temor, solo se respira temblores y se espira calosfríos, no sin antes, (algunos sapos), bajarse el ala del sombrero hasta el hombro, subirse el cuello del sobretodo y aguardar subrepticiamente que no haya ni un puto “extranjero” que, por encargo de algún otro enemigo, vecino del rioba, te descargue una ráfaga de plomo, gris y te deje rojo-sangre, con el agravante capaz de quitarte el aliento de un solo fierrazo.

Ante tal emergencia de pantalones, solo me quedaba asumir una inmediata acción teatral semejante:  hacerla de valiente vecino decidido a enfrentar su barata versión con el rodaje de un increíble western characato y muy particular; es decir, metido de cabeza en una increíble filmación plena de arrojo y desafío, para estar a la par con el diario vivir y sentir de esta asolada comunidad. Y sin más preámbulo, tuve que subirme los pantalones, ajustar el…cinto y sacar la pistolita.

Pensé que estaba solito en mi loca filmación, pero he aquí que no sé de dónde diablos saltó la SUMAME con una nueva disposición: permitir el uso de armamento por parte de cualquier integrante de la amenazada población; sin embargo, al otorgarse un permiso especial a cada hijo de vecino y que este pueda portar cualquier clase de arma en previsión de su defensa personal; podría utilizarse, ya sea pa´jugar al tiro al blanco, salir de caza…y de casa; y aprovechar el momento para bajarse también a los asaltantes que siguen vendiendo a precios prohibitivos el limón y la cebolla;  o también para cuidar de ese especial ganado metido en la trata…en la trata de comentarios altamente explosivos, donde también llevamos la delantera y estamos a punto de dispararnos a los primeros lugares.

En previsión de lo que pudiera acontecer, compré todo el equipo de ropa vaquera: botas con tacón y dos juegos de espuelas, jean azul y camisa de mezclilla, chaqueta recontra gruesa, porque el frío me hiela hasta los hue…sos; y un par de chaparreras de viejo cuero curtido. Solo me faltaba el sombrero porque la pistola y las balas era lo de menos, es decir que, aquí en este mercado negro de La Parada, también encuentras no solo carne, verduras y granadillas… sino granadas y de esas que hacen volar en pedacitos… Ahora, podría decir que ya estoy preparado física, mental y materialmente; es decir, bien armado hasta los dientes y, es tal mi acelerado entusiasmo, que ya estoy pensando adquirir un par de cañones para mayor seguridad mía y de los míos, pero se presenta un pequeño inconveniente: no cuento con una cartuchera capaz de cargar las diez balas de veinte kilos por lado, y ponérmelas al Cinto…(solamente, por siaca).

¡Pum!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario